¨ ¿Cómo haces tú para tomar el control de una
cárcel dominada por un pran? ¡Venezuela es como una cárcel, y Maduro es el pran!
Juan Pinto
Les confieso
que nunca había sido tan complejo para mí comprender un problema y plantear una
solución al mismo, y eso que a mí me encanta comprender las cosas y proponer
soluciones. Pero es que la complejidad de Venezuela, llena de dilemas, no lo
pone fácil.
Normalmente
veo la realidad-país a través de tres o cuatro lentes: bajo la óptica del
ciudadano, la del politólogo, y la del activista político. La primera está
fuertemente influida por los valores y el sentido del deber, la segunda por la
racionalidad, el análisis frío, e incluso una dosis de pesimismo, mientras que
la última es optimista, y naturalmente influida por la ideología y organización
a la que pertenece.
Sin embargo
no vine a hablarles de mí, sino de cómo interpretar el problema que vivimos, y
que deberíamos hacer como alternativa democrática al respecto. Para eso
responderé las tres preguntas más básicas y esenciales que debe plantearse toda
estrategia: ¿Dónde estamos? (Diagnóstico), ¿A dónde queremos llegar? (Objetivos),
y ¿cómo queremos llegar? (la estrategia con su táctica y acciones). Todo ello a
través de las tres formas de ver la realidad que ya mencioné.
¿Dónde estamos?
Hace unos
días, luego de manifestar por distintas calles, caminaba de vuelta a casa junto
un viejo amigo (Juan Pinto) mientras discutíamos sobre la naturaleza de este
gobierno. En medio de términos como corrupción, dictadura, propaganda,
represión, y otros, Juan me hizo la siguiente pregunta:
¿Cómo haces
tú para tomar una cárcel controlada por un pran? ¡Este gobierno es como un
pran, y Venezuela es la cárcel!
Sin quererlo,
mi amigo había hecho una de las analogías que más sencillamente describe al gobierno
actual, y al mismo tiempo me había hecho una pregunta muy difícil de responder.
Me quedé atónito y pasé a meditar cómo funcionaba una cárcel y su pran, y por
analogía Venezuela y su gobierno.
Un pran no
quiere perder el poder y sus privilegios, el gobierno tampoco. Un pran tiene
casi todas las fuentes de poder que hay en la cárcel, el gobierno las tiene
sobre Venezuela.
Comprender
esto resulta fundamental para entender qué clase de gobierno tenemos, y qué
debemos hacer al respecto si queremos desplazarlos del poder.
Estamos ante
un gobierno tiránico, de eso no cabe duda. Reprimir marchas, cerrar canales de
TV, y presionar a los periódicos lo ratifica. Es un gobierno que además es
corrupto, ineficiente, que tiene a la gente pelando bola, con miedo de morir en
las calles por la inseguridad, y con punzantes problemas sociales. Y a pesar de
todo esto sigue allí, en el poder.
Para
comprender como se mantienen mandando el pran y el gobierno, debemos entender
sus fuentes de poder: Las del pran son las armas, el tráfico, el dinero, y la
capacidad de corromper guardias. Las de un gobierno son: La legitimidad, la
coerción, el dinero, la propaganda, y el recurso humano/estructural. Esos son
los elementos que debemos analizar para hacer un diagnóstico serio. Los explico
brevemente a continuación:
La legitimidad/polarización:
Existen
básicamente tres razones por las que una persona obedece algo: Porque cree o está
de acuerdo con ello, por que espera un premio a partir de obedecer, o porque
teme un castigo por no hacerlo. El caso de premio y el castigo lo dejaremos
para después, pues se expresan en el apartado del dinero y la coerción.
Por tanto,
pongamos el enfoque en la gente que obedece a este gobierno voluntariamente. Es
decir, la que hoy todavía cree en el proceso. Esto es de extrema importancia
pues, ya que el gobierno tiene el control de los otros pilares, este es el
único del que podemos apoderarnos. Y al apoderarnos de él, comenzaríamos a
¨minar¨, ¨corroer¨ y ¨debilitar¨ los demás pilares.
La fortaleza
de este gobierno está, en gran parte, en haber divido el país. Al haber dos
mitades que no se conozcan, que no se comprendan, y que no confíen entre sí,
será casi imposible que unos migren de un polo a otro, lo cual provoca que la
base de apoyo el gobierno sea difícil de atraer, pues no confía en las otras
opciones, ya que las mismas han sido objeto de ataques, insultos, y críticas
durante más de 15 años.
Pero aun así,
en un contexto de polarización al gobierno no le importará mucho si tienen 54%
o 46% de apoyo, pues es lo mismo para
ellos. Es un bloque grande al que hay que defenderle sus derechos ancestrales
de pueblo explotado por oligarquías e imperios extranjeros (o al menos así lo
venden ellos). Ello siempre les dará luz
verde para hacer lo que les venga en gana. Creo que solo les preocupa el número
de apoyo el día de las elecciones presidenciales, y como se refleja
electoralmente.
La propaganda:
Sobre esto no
tengo que profundizar mucho. El aparato comunicacional del gobierno se
construyó poco a poco en los últimos años. Primero creando canales y distintos
medios, luego cerrando unos cuantos, y cuando descubrió que cerrar medios tenía
un costo político alto, decidió comprar los que les adversan. Ello nos deja con
una asimetría de información bárbara, la cual busca convencer a la población en
general que las cosas están bien, que la oposición es mala, limitando así la posibilidad que tiene la alternativa
democrática de influir en la opinión pública a través de los medios de masas.
El dinero:
Este punto es
bastante sencillo de comprender. Imaginemos a PDVSA echando un chorro de
dólares a los fondos discrecionales que maneja el gobierno, además del gasto
social que realiza el mismo.
Al mismo
tiempo, todo este gasto público e incremento de la fuerza laboral pública,
sumado a la ausencia de controles institucionales, ha permitido al gobierno
usar las fuentes de empleo y los beneficios de las misiones como chantaje para
evitar perder simpatizantes. “Sé por quien votas, y si votas por la oposición
te despediremos”. “Si la oposición gana quitarán las misiones, te quitarán la
beca”.
Esas son las
frases con las que manejan premios y posibles castigos para mantener una base
de apoyo. Si bien más arriba dijimos que hay un gran número de venezolanos que
apoyan al gobierno porque genuinamente creen en su visión, hay un número
importante de venezolanos que apoyan al gobierno por razones un poco más
utilitarias: Es decir, ven un beneficio material en el gobierno actual, y como
les interesa continuar con ese beneficio, apoyan al gobierno.
La
fuerza/coerción:
Tenemos unas
Fuerzas Armadas que han pasado por un grave proceso de ideologización, unos
colectivos que deambulan impunemente por las calles, y una oposición que está
completamente desarmada. No creo que deba decir mucho más al respecto para
comprender que en este terreno hay poco que hacer.
Lo cierto en
este caso (para no ser desalentador) es que por más armas que tengan tanto en
instituciones formales, como en grupos irregulares, casi nadie está dispuesto a
una masacre. En Las F.A.N. hay todavía muchos oficiales institucionalistas, y
eso es algo deberá valer.
El recurso
humano/infraestructura:
Por último,
existe en Venezuela un Partido Socialista Unido que cuenta con una cantidad de
recurso humano, financiero y estructural abismalmente superior a la que tienen
los partidos de oposición. Y cuando digo abismal, no es por exagerar. Cuando
viajo a los pueblos y veo a los activistas de mi partido hacer activismo con
las uñas me siento orgulloso por ellos. Sin financiamiento cuantioso logran hacer
unos cuantos volantes, crear una base de datos, sumar integrantes a sus
equipos, entre otras acciones loables.
En el bando
rojo, por su parte, tienen a su disposición muchas facilidades de
infraestructura, mucho dinero para pagar viáticos, entre otras muchas ventajas
que le hacen mucho más fácil al gobierno el contacto permanente con su base de
apoyo, ya sea para informarla, ideologizarla, chantajearla, o cualquier otra
cosa que quieran hacer con ella.
¿A dónde queremos llegar?
Creo que esto
es lo primero que deberíamos preguntarnos como oposición. Créanlo o no, este es
un punto donde no estamos de acuerdo, y quizá esa sea la principal razón por la
cual hay activistas democráticos insultándose entre sí e hiriendo sus
sensibilidades. Por ello es que no hay estrategia, pues naturalmente si nos
planteamos distintos puntos de llegada, nos propondremos distintas formas de llegar.
A pesar que
en el fondo TODOS queremos lo mismo (desplazar del poder a quienes hoy nos
oprimen), la fecha propuesta para alcanzar este objetivo difiere en gran
medida. Por lo que he podido comprender, hay quienes creen que ese momento será
el 2019, donde luego de crecer social y políticamente, estaremos en capacidad
de derrotar electoralmente al gobierno, a pesar de las adversidades. Y si no
llegase a ser esa fecha, el único adelanto a la misma vendría dado por un
estallido social casi espontáneo dada la mala política del gobierno.
Existe otro
sector que, dado que comprende que la naturaleza de este régimen es
dictatorial, piensa que no tiene sentido esperar hasta el 2019 para intentar
removerlo, pues incluso si alcanzáramos a ser mayoría, la misma no se vería
reflejada en los votos, ya que el gobierno usaría brutalmente el aparato
estatal.
Más allá de
las críticas que se pueden hacer a ambos objetivos, si nos permitimos pensar en
lo que en el fondo todo activista democrático quiere, nos podemos enfocar en la
estrategia como tal.
Desplazar al
gobierno nacional del poder, ese es el objetivo. No quiero aventurarme a dar
fechas ni nada por el estilo. Un estudio de la realidad nos permitirá proponer
las soluciones más pertinentes, y quizá dichas soluciones nos arrojen luz sobre
cuándo podría llegar dicho cambio
¿Cómo debemos llegar
allí?
Comprendiendo
qué clase de gobierno y sociedad tenemos, y conociendo a donde queremos llegar,
ya podemos preguntarnos como alcanzar dicho punto. Dicha estrategia incluye, pero
no está limitada a, dichos puntos:
Crecer
socialmente:
Parte del
trabajo de calle está en todos los día buscar gente que convencer. El trabajo
de persuasión debe ser permanente, y no es fácil. Capriles y los demás ya casi
ni aparecen en los medios, y por esta razón los activistas de base tenemos la
enorme responsabilidad de mostrar el rostro confiable de la alternativa
democrática. El gobierno siempre querrá
transmitir una y otra vez a los opositores que gritan contra el chavista de
base. Son unos pocos, pero el gobierno los graba y los pasa por TV, y llevan a
pesar al chavista que todos los opositores (incluidos los líderes) somos así. Esa no es la cara que debemos
mostrar. Recordemos: la fortaleza del gobierno está en la polarización, la intolerancia
y el clasismo. No le demos el gusto de mostrar un rostro que no nos permita
crecer.
Por ejemplo,
yo colaboro con instituciones de carácter nacional, porque comprendo que el
alcance del impacto de lo que yo haga (así sea indirectamente) será
infinitamente superior al que yo tenga en mi entorno (El Cafetal), donde todos
mis vecinos son opositores. Por eso prefiero formar activistas que trabajan
donde en verdad está la candela, donde en verdad está el reto: los sectores
populares. Resulta imprescindible permear en las capas sociales que todavía no
hemos podido penetrar. Hay gente molesta con el chavismo, pero que todavía no
cree en nosotros. A ellos debemos convencer.
Organizarnos
acorde a la realidad:
Este punto resulta
fundamental. Para lograr lo que menciono arriba, como también para alcanzar
mejores protestas (lo que digo abajo), es fundamental que nos organicemos
acorde a los nuevos tiempos.
Recuerdo
haber leído un libro que compilaba la correspondencia de Rómulo Betancourt, y
leer las cartas de los años 51, 52, y 53 resultaba fascinante. Ante la
represión de Pérez Jiménez, Acción Democrática se organizaba acorde a la
realidad: Imprentas clandestinas, reparto fugaz de volantes y panfletos,
cartas, etc.
Hoy debemos
aprender a usar y ser disciplinados con los medios contemos. Hoy todavía
disfrutamos de twitter, Facebook, correo electrónico, entre otros. Los líderes
e instituciones oficiales deben aumentar su capacidad de aumentar sus bases de
datos electrónicas (más seguidores en twitter, más cuentas de correo a las que
se pueda enviar un correo, más likes en Facebook) tanto a lo interno de estas
organizaciones (los activistas) como a lo externo (las audiencias a las que les
queremos llegar).
Organizarse
implica también tener más activistas en las áreas que más se necesita. Ya no
estamos en la época de la TV, las ruedas de prensa, y las noticias que nos
benefician. Aquí hay que hacer trabajo de hormiguita, y sin organización dicho
esfuerzo sería inútil.
Protestar sin
polarizar:
Ahora bien,
evitar la polarización no es ser pendejo, pasivo, no-reclamar, o peor aún, en
criminalizar la protesta pacífica.
Es cierto que
protestar en Altamira es inútil. Lo siento, pero debo decirlo. Ni siquiera hay
que llegar hasta el 23 de enero para ver que muchos continúan su vida común y
corriente, casi sin notar que hay un sector del país que protesta. Y en todo
caso, la cosa no es sólo hacer demostraciones en los sectores populares, es
hacer que los sectores populares sean quienes protesten
Protestar
legítima y pacíficamente nunca puede ser malo. Y si la causa es justa, aún más, independientemente la que
sea. A mí me preocupa la seguridad y la democracia, y otros sectores le puede
preocupar la escasez, la inflación, y la ausencia de medicinas. Es válido
protestar por ambas.
Las protestas
no siempre tienen que ser masivas. Cuando mencioné arriba que debemos
organizarnos, es precisamente para que, por ejemplo, un día cualquiera, en una
comunidad cualquiera, los activistas de oposición (de esa comunidad o
parroquia) convoquen a la comunidad a protestar por algo específico.
Sobre el problema
de la polarización, el mismo pasa muchas veces por tonterías como “las formas”
y ¨las actitudes¨. Por ejemplo, no es lo mismo marchar y gritar consignas del
2002 (las cuales traen malos recuerdos) que exigir exactamente lo mismo con una
nueva consigna, que nos recuerde más bien que dado el contexto actual de crisis
social (escasez, inflación, seguridad) y política (represión, censura,
apartheid político) que vivimos hoy, es que debemos desplazar del poder al
poder.
Por último,
hay una cosa en la cual hay que ser franco: Yo sí digo abiertamente que deseo
ver a la cúpula podrida del PSUV fuera del poder. Me gustaría que otros
venezolanos más honestos, capaces y eficientes estuvieran allí (como podrían
serlo Leopoldo López o Henrique Capriles).
En el
diagnóstico me enfoqué en las fuentes de poder del gobierno, pero no mencioné a
profundidad las debilidades del mismo. Esas son la falta de carisma de su presidente,
y los agudos problemas sociales que tenemos hoy en día. Protestar por esos
problemas que afectan a la gente en teoría nos hará crecer.
Una protesta
es una manifestación ante algo que está mal, normalmente exigiendo que ese
estado de las cosas indeseado se cambie hacia uno mejor. En ese sentido la
protesta cumple un doble rol: permitir a quienes están molestos manifestarse, y
en segundo lugar, que esa demostración de a entender al resto de la sociedad
que las cosas no están bien, lo cual hace que el resto de la sociedad comience
a cuestionar el mal estado de las cosas.
Si queremos
cambio, la protesta y la calle pacífica resultan imprescindibles.
Construir una
narrativa poderosa de visión compartida:
El mensaje
siempre será importante. Esto no es algo reservado para campañas electorales
nada más. Es lo que nos da coherencia como activistas, lo que nos permite
persuadir con facilidad. Es los que nos permite tener algo que contraponer al
proyecto de las altamente formadas bases del PSUV. Ellos repiten, repiten,
repiten, y ante eso debemos tener un mensaje fuerte.
Sé que en la
unidad existen visiones diversas del mundo, y eso es natural. Pero venga,
pongámonos de acuerdo en algunas cosas.
Esta visión o
proyecto no puede ser solamente un plan de gobierno o una propuesta de
conciliación nacional vacía. Debe ser una narrativa fuerte, poderosa, que nos
de coherencia y fortaleza ante la narrativa que ha venido construyendo y
puliendo el gobierno durante años. La nuestra debe también tener contenido
histórico, valores, creencias, visión de futuro compartido. Al tener todo eso,
las soluciones, propuestas, proyectos y argumentos vendrán por sí solos.
Adoptar la
no-violenta como método de lucha:
Por último,
estoy convencido que la lucha no-violenta es uno de los métodos que debemos
adoptar como UNIDAD. Todos, absolutamente todos, deberíamos leer las obras de
Gene Sharp y demás estudiosos del tema. Y esto lo digo como ciudadano,
politólogo y activista.
No explicaré
si quiera en qué consiste la resistencia no violenta planteada por Sharp, pues
mejor que leerlo de mi pluma, resulta mejor leerlo directamente en ¨De la
dictadura a la democracia¨.
Creo que si
seguimos este camino, el tema de los tiempos (salir ahora o en 2019) no
importará mucho. Las condiciones para el cambio están dadas, y estaremos
preparados para aprovecharlas.
Nadie podrá
negar que si seguimos esta hoja de ruta, podríamos tanto salir del gobierno en
menos de 2 años dada su debilidad, como también en cualquier realidad que se
nos presente.
Esa es la vía
a seguir, llámela como la quiera llamar.