martes, 27 de agosto de 2013

El "plebiscito" es una ilusión

El cambio no transita por la vía de lo inevitable, llega más bien a través de lucha continua. Debemos por tanto enderezar la espalda y trabajar por nuestra libertad, pues nadie se nos montará encima si no doblamos la espalda. Martin Luther King Jr.


Imagina que hoy es domingo 8 de Diciembre. Sales a votar en la mañana por tu candidato de la MUD, y luego durante el día escuchas en los medios como la gente sale a votar. Hoy es el día, el plebiscito que tanto esperamos ya llegó, y le estamos dando en la madre al PSUV y sus candidatos puestos a dedo. Mientras avanza la jornada llegan rumores sobre como el Potro es arrasado ante una contundente victoria de Ocaríz en el Mun. Sucre, o como Miguel Cocciola va ganando en Valencia.

Pero eso era predecible.

Imagina ahora como va avanzando el día: Durante la tarde esperamos los resultados de las alcaldías más reñidas, y al adentrarse la noche las autoridades del CNE dan el primer boletín: Confirman los rumores que se veníamos manejando, y nos dicen además que Evelyng ganó en Maracaibo, Daniel Ceballos en San Cristóbal, y Marcos Figueroa en Puerto La Cruz. Todo esto lleva a que la tarjeta de la MUD tenga más votos que el chavismo, y logremos el objetivo del 8-D: ganar en cantidad de votos a nivel nacional las elecciones municipales. Sin duda, una gran jornada democrática.

Muy lindo todo pero, ¿y ahora qué?

El 9 de Diciembre amaneceremos con el mismo presidente, la misma asamblea, y los mismos poderes secuestrados. Seguiremos con inflación, asesinatos en la calle, escasez y hospitales sin insumos.

¿Habrá cambiado algo? No mucho


¿Cambiará algo a partir de nuestra victoria? Es poco probable

¿O es que sentirse minoría hará temblar a las cúpulas del PSUV, pues se sentirán muy tristes por no contar con el mismo apoyo popular que tenía Chávez? No les importará, ni les afectará mucho.

Lo peor es que luego de diciembre tendremos vacaciones y en caso que ganemos algo, la gente lo olvidará por un par de semanas, y al regresar en Enero se habrá perdido el fervor o momentum que precisamente estamos buscando con estas elecciones.

Dicen que la mayoría que demostremos en diciembre nos servirá para exigir cambios en 2014, pero ¿Cómo vamos a pedir un cambio a la constitución si no tenemos suficientes diputados para ello? Y si se escogen nuevos diputados, ¿no se escogerán bajo los circuitos que, aunque saquemos más votos, le dan más diputados al PSUV? Así sucedió en 2010, así sucedería de nuevo en 2014.

El cambio no vendrá mágicamente por el hecho de sabernos mayoría. Eso a lo sumo será un impulso para nuestro ánimo, una base para emprender nuevas estrategias y acciones, pero está lejos de ser el referéndum que muchos imaginan.

Muchos piensan que una victoria, más los problemas del país, harán temblar al gobierno. Constantemente me dicen: “el peo económico los va a tumba, y sí, puede que la inflación nos tenga jodidos, pero al final podrán surfear la ola gracias a todo el dinero que hay en la calle. E incluso si la gente se las ve ruda, hay temas de identidad que todavía hay que abordar.

Me han dicho que “se están matando en el PSUV, la vaina es a cuchillo limpio”,  a lo cual respondo: el interés a permanecer en el poder y mantener todas sus prerrogativas es más fuerte que cualquier división que puedan tener.

En resumen: ¿Si no pudimos cambiar de Sistema con las elecciones de verdad, creen que lo vamos a cambiar con las de mentira? Yo no, y por eso creo que no debemos generar falsas expectativas.

A mi parecer,  nos falta visión estratégica de este lado, como también un mensaje. Lo que tuvimos en abril se perdió poco a poco en los últimos meses, y siento que regresamos ser la oposición que no tiene una visión clara, una propuesta país que pueda enfrentar al castro-socialismo. En lo personal, creo que el progresismo como propuesta ideológica es la que más contraste ofrece, pero es solo mi opinión.
 
Yo no soy muy fanático de querer sacar gobiernos, en general me recuerda al paro. Pero si en verdad eso es lo que quieren, creo no deberíamos pensar tanto en la forma de hacerlo, sino en el fondo que sostiene el sistema que queremos cambiar. Este no es un peo de unas elecciones que nos robaron. No es solo enfocarnos en problemas ¨superficiales¨ de la gente, es enfocarnos en el perverso sistema que está detrás.

Detrás de la inflación, el homicidio y la escasez está la avaricia de un montón de hombres que quisieron el poder por mucho tiempo, y aprovecharon la crisis socio-política de los 90 para hacerse de él. Desde entonces, y en especial desde que les regalamos la Asamblea Nacional en 2005, han hecho todo para crear un sistema donde sea difícil para otros acceder al poder, donde los venezolanos seamos más dependientes del estado, tanto económica como políticamente.

Para entender el cambio hay que entender el poder. El cambio tiene algunas características: Expectativas incumplidas, sensación de injusticia, necesidades insatisfechas, un canalizador, un detonador, entre otras. Para cambiar un sistema esos requisitos deben afectar la base del poder, y este último también tiene distintas bases: Coerción, legitimidad, dinero y recursos humanos, entre otros. Todos varían según el caso: algunos regímenes se sostienen en el poder porque amenazan con la fuerza, otros porque tienen amplio apoyo popular, y otros porque tienen dinero para mantener feliz a la gente.


La legitimidad suele ser el más importante, pues sin ella quienes tienen las armas no te apoyan. En nuestro caso lo es aún más, pues no podemos controlar el dinero que maneja el gobierno, y no podemos contar con unas Fuerzas Armadas Revolucionarias para que cumplan el rol de una Fuerza Armada Profesional. Por tanto, quienes quieren cambio tiene el rol fundamental de acabar con la legitimidad de este gobierno.
Pero aquí es donde viene el meollo del asunto: ¿hasta qué punto un determinado porcentaje de apoyo popular significa legitimidad, y otro porcentaje significa ilegitimidad?

¿Contar con 51% de apoyo hace a Maduro legítimo, y contar con 49% de apoyo lo hace ilegítimo? No creo que un 2% sea la diferencia entre la legitimidad y la ilegitimidad.


Para el chavismo, siempre y cuando existan polos, habrá legitimidad para ellos. Por eso que les interesa dividir al país, para tener legitimidad “a su manera”, basada en la voluntad de una masa sin respetar derechos individuales, pues en su narrativa (y solamente en su narrativa) ellos defienden al marginado ante el atropello del oligarca, sin importar el tamaño de ese lado que defiendan.

Para cambiar debemos corroer la legitimidad del régimen, y para ello debemos acabar con la polarización. La polarización supone que hay polos, y los polos implican que hay dos aglomeraciones relativamente grandes o fuerte cada una. Mientras existan dos mitades o dos polos, ninguna será legítima por si sola. Si pretendemos abrogarnos la legitimidad por ser tan solo la mitad más uno, el chavismo habrá logrado su cometido: Hacernos pensar que democracia es construir a partir de una mayoría, sin incluir a la minoría.

Para cambiar debemos ir a por lo que llamaría Clausewitz: “el centro de gravedad”  del contendor, y su centro de gravedad no es la mala gestión. Su centro de gravedad en la retórica de la lucha de clases, el resentimiento, la capacidad de hacer que una mitad no comprenda a la otra. Allí reside su poder, pues mientras eso exista, tendrán un polo a su favor (sea mayor o menor a 50%) , y con ello ¨legitimidad a la chavista¨.

Y no me malinterpreten, “Despolarizar” no es hablarle bonito a Maduro. Despolarizar es más bien darle coñazo argumentativo a los ladrones del PSUV, que por robarse el dinero acabaron con la plata de los hospitales, el sueldo de los profesores, y los recursos de la policía. Despolarizar es desenfundar las incoherencias de la dirigencia chavista. Despolarizar es hacer ver al chavista de base que durante años lo han engañado, y hacer que se venga a nuestro lado, y más nunca vuelva al otro.

Solo comprendiendo esto podremos cambiar las cosas. Y no lo digo porque no crea en las elecciones, pues al contrario pienso que las mismas son esenciales. Lo digo porque siento que el debate se está yendo sobre temas de forma (que si plebiscito, que si referéndum, que si enmienda) , en vez de dirigirse al tema de fondo, que es el sistema perverso al cual nos enfrentamos. Y si no nos enfrentamos al fondo y roemos las bases del sistema chavista, será inútil cualquier intento de cambiarlo, sin importar la forma que adquiera.


Votar siempre será un arma para expresarnos

Por ahora sigamos con la espalda firme para que no se nos monten encima, y mientras lo hacemos luchemos por seguir debilitando la base de este sistema perverso, pues el cambio no viene en los rieles de la inevitabilidad, sino a través de la lucha continua.

sábado, 20 de abril de 2013

¿Cuánto tiempo le das a esto?


¨Podrán detener todos los molinos, pero el viento que los mueve seguirá soplando¨
Miguel de Cervantes

El otro día charlaba con una de las colegas más brillantes de mi promoción. Discutíamos sobre la crisis, y en medio de la conversa me preguntó: ¿cuánto tiempo le das a esto?. La verdad, siempre será un honor para mi que mis compañeros cum laude me hagan esa clase de preguntas, pues yo más bien buscaría en ellos la respuesta.

Pero como ser politólogos no nos hace adivinos, decidí tomarme un tiempo y revisar alguna literatura sobre el tema que me ayudase a dar respuesta a esta importante pregunta, pues ya han sido varios quienes me han preguntado lo mismo.

Para responder a esto, debemos tener en cuenta aspectos como: la legitimidad del gobierno, la estrategia de ambos bandos, estudios sobre cambio y transición política, la relación entre lo militar y político, los precios del petróleo, entre otras cosas. Aquí intentaré darle un poco de orden a dichos factores. Pero antes haré  un breve análisis de la crisis.

Los hechos posteriores al 14 de Abril fueron muy importantes. Maduro ganó, pero dio un discurso que no leía para nada los resultados. Capriles perdió, pero pidió auditoría y solo entonces reconocería los resultados. El lunes a mediodía Capriles convocó a un cacerolazo esa misma noche, marchas al CNE en el interior el martes, y marcha en Caracas al CNE el miércoles. Pintaba como una escalada en favor de la democracia y la paz.

Pero esa clase de cosas (todo lo que pueda amenzar su poder) sí las sabe leer el gobierno,  o más bien los asesores cubanos. Poco después que habló Capriles, el gobierno empezó a recrear un ambiente de 11 de Abril. Comenzó a inventar hechos de violencia que no existían, y trató de traernos recuerdos poco agradables.

El martes 16 de Abril fue un día muy importante: Los estados salieron a las sedes regionales del CNE,  y Maduro utilizó 4 cadenas para intensificar el ambiente de Abril de 2002. En una de  ellas  ¨prohibió¨ la marcha en Caracas al CNE en la cual, si se llevaba a cabo, podía infiltrar gente para que cometieran actos violentos, y así la oposición quedara como un grupo ilegítimo. La verdad es que fue una jugada BRILLANTE, pues nos colocaba en el dilema de caer en su trampa al ir a la marcha y luego vernos violentos, o aceptar su chantaje y reducir nuestro momentum. Ojalá el madurismo fuera tan eficiente gobernando como lo es para esta clase de cosas.

Por suerte, Capriles no cedió ante quienes se dejaron llevar por la polarización. De esa manera podemos asegurar preservar todo lo que hemos ganado el último año.

Sí, se redujo un poco ¨el momentum¨ que teníamos, pero créanme que si se hubiese repetido un 11 de Abril (y esta vez los militares no iban a dar un golpe) , hubiese habido muertos, suspensión de garantías,  la gente iba a volver atemorizada a sus casas, e íbamos a perder ese momentum por completo, perdiendo además todo lo que hemos ganado en un año.

Ahora bien, para pensar como y en cuanto tiempo se va a resolver todo esto, debemos plantearnos cuales son los escenarios y estrategias que se manejan en cada bando. Sin embargo, antes de responder a esto debemos comprender cual era el dilema que vivían ambos lados desde el momento en que se dieron los resultados, hasta ayer que el CNE aceptó la auditoría 100 x 100.

El dilema del gobierno era: ¨¿nos quitamos la careta por completo, o mantenemos alguna forma democrática mínima?¨

El dilema de la oposición era: ¨¿nos vamos a la desobediencia civil, o mantenemos los canales intitucionales mínimos?¨

La verdad, creo los hechos nos van diciendo que sucedió: El gobierno mantendrá alguna mínima forma democrática , aunque a Diosdado siempre se la cae la careta, al igual que a los represores de protestas, y a los fascistas que despiden gente por sospecha de ser opositores. Por nuestra parte, decidimos mantener los pocos y deficientes canales institucionales que quedan.

Pero retomemos el tema de los escenarios, pues aún quedan vivos, al menos mientras pasan estos 30 días en que se ¨recuentan¨ los votos. Por tanto, vale la pena analizarlos:

1) Si el gobierno decide quitarse la careta por completo y decirle al mundo: ¨sí, aquí hay una dictadura¨ , pues nos quedará asumir en serio la lucha no-violenta, y que la misma sea un asunto de todos los venezolanos, y no de un grupo de estudiantes. Si se da este escenario, creo que no se prolongaría por mucho tiempo, pues la oposición por fin está unida, y con seguir una estrategia de resistencia, creo que el gobierno poco a poco se acercaría a su fin, pues no tendrá hechos económicos y sociales que hagan a la gente apoyar una tiranía.

Pero como ya mencionamos, los hechos nos sugieren que probablemente vayamos al escenario de la ¨ilusión de democracia¨ , o ¨caricatura de democracia¨. Que es más o menos lo que teníamos antes, pero sin el líder carismático.

2) Si el gobierno escoge la vía del mantener una mínina ilusión de democracia, pues nos toca la tarea de desgastarlo y restarle apoyo, hasta que cuente con tan poca legitimidad que ya sea natural el fin de este sistema. Incluso si la oposición escoge esta estrategia de largo plazo (es el camino más seguro) yo no le veo mucho tiempo a esto.

!Pero atención! Aunque sea la estrategia más segura, no implica que esté exenta de riesgos. Existe la posibilidad (remota, pero existe)  que la dirigencia madurista logre surfear la ola de la crisis, logre sobrevivir a su baja legitimidad, que por fin se vean iluminados y la fulana misión eficiencia rinda frutos y que el supuesto gobierno de calle ayude a la legitimidad de Maduro.

Existe la posibilidad que por fin, al estar con la soga al cuello, el PSUV se decida a gobernar bien en vez de a comunicar lo que no existe. Quien sabe si en este mismo instante están leyendo los artículos de autocrítica que corren por aporrea.

Pero esas son cosas de demócratas, me refiero a gobernar bien y respetar al otro para así ganar elecciones, pues la democracia es el juicio al buen o mal gobierno. Pero como la élite madurista no es demócrata, dudo mucho que eso suceda.

Por tanto, en ambos escenarios veo al madurismo en declive. Pero para que siga en declive, debemos hacer buena oposición. Ello implica articular los descontentos, continuar persuadiendo, continuar elevando la voz ante a los abusos. Todo ello sin caer en polarización, sino atacando a la élite madurista que busca atornillarse en el poder, todo mientras seguimos ganando apoyo de la gente, y por tanto restándole legitimidad al madurismo.

Tengo que hacer un último comentario (y disculpen por lo extenso de este artículo). Por lo general, un régimen tiene las siguientes fases: Instauración, consolidación, persistencia, crisis, y hundimiento/transición a otro régimen.  Hoy estamos en una crisis. De una crisis  un régimen puede salir: a) reconsolidado (es decir, de vuelta a la persistencia) o  b)  hundido .


Por lo visto, el régimen va a sobrevivir la actual crisis. Volverá entonces a la etapa de persistencia, pero una persistencia precaria o inestable. Importa entonces que sepamos mantener nuestra credibilidad, nuestra legitimidad, y todo lo que hemos ganado para cuando por su propio peso (y gracias a la efectiva protesta/desgaste que realicemos) el madurismo entre en otra crisis.

Mientras tanto, como diría Cervates, el Madurismo podrá detener los molinos. Pero créanme cuando les digo que no podrán detener el viento, pues los aires de cambio siguen soplando, y con más fuerza hoy que nunca, pues hoy tenemos más gente, más unidad, más organización, más disciplina, más consciencia, y sobretodo más liderazgo y representación bajo una gorra tricolor que ejemplarmente lleva Capriles.

Por tanto, yo a esto le veo unos pocos años más, pero no más.

Y tú, ¿cuánto tiempo le das a esto?


martes, 16 de abril de 2013

No le hagas el favor a Maduro.


"La violencia crea más problemas sociales de los que resuelve"
M. Luther King

Recuerdo como si fuera el día de ayer cuando tenía 12 años y caminaba de noche por mi zona mientras mis vecinos caceroleaban exigiendo la renuncia del entonces presidente,  acompañando la bulla de sus ollas junto a consignas que pedían un cambio de gobierno. Eran los días del paro.

Y lo recuerdo como si fuese ayer, pues precisamente ayer vi algo muy parecido.

Y aunque hoy tenemos contextos institucionales y políticos abismalmente diferentes (es decir, hoy contamos como con más apoyo, nuestra lucha es mucho más legítima, y el sistema es ahora mucho más injusto),  ayer vi unas cuantas actitudes no tan distintas que me preocuparon un poco. Me refiero básicamente a dos: la violencia (ya sea verbal o física) y la polarización.

Sobre la polarización sé mucho, más por experiencia que por otra cosa. Nací y crecí en la parroquia más opositora del país, El Cafetal. En la misma el chavismo nunca ha superado el 8% de los votos, ni siquiera en sus mejores tiempos. Es el lugar donde nada más y nada menos residen ¨Las viejas del Cafetal¨,  y considerando que mi madre tiene más de 50 años y vive en El Cafetal, puedo decir que comparto a diario con gente que se encuentra en un polo del espectro político venezolano.

Es cierto que la gente ha llegado a tales niveles de polarización en gran parte por culpa del discurso conflictivo de la dirigencia chavista. Es cierto también que la dificultad de comprender al otro beneficia al madurismo, y por ello lo han promovido. Lamentablemente algunos en han caído juego del gobierno (aunque no los culpo).

Por suerte, siempre sentí intriga por comprender al otro. Tuve la oportunidad de hacerlo al entrar en la UCV, donde en los primeros semestres conocí y comprendí a la gente chavista que vive en Altagracia, Sucre, Coche y demás parroquias donde gana el chavismo.

Desde aquel tiempo supe que tener empatía y comprender al otro era la clave para romper la polarización, y más aún, la clave para que la oposición pudiera crecer y algún día ser gobierno.

Es por ello que cuando  veo lo que sucedió ayer, donde la actitud de muchas personas recuerda a la polarización de años anteriores, lo mínimo que puedo hacer es llamar a la gente en no caer en el juego polarizante del gobierno, y por ello escribo este artículo.

Ahora, sobre la violencia. A diferencia de la polarización, sé sobre la violencia principalmente gracias a la teoría. En la historia vemos como la agresión difícilmente lleva a algún lado. Menos aún tiene algún sentido cualquier expresión de violencia (verbal o física) cuando son otros quienes tienen las arman, y quienes buscan un enemigo externo para cohesionarse y legitimarse. Al contrario, todo el que ha conquistado una meta a través de la paz, lo hace en buena lid, y pasa a la historia como un liderazgo ejemplar.

Ayer a las 5 PM vi en la calle a algunas personas en actitud de violencia (principalmente verbal y gesticular, pero violencia al fin).  Cuando yo les comentaba que era innecesario (y un autogol) lo que estaban haciendo, me respondían: "tenemos 14 años siendo unas maricas, dejándonos joder". A la gente al rededor no le importaba y parecían estar de acuerdo con lo que estaba haciendo esta gente. Es difícil dialogar con gente que no quiere escuchar.

Yo creo que cualquier acto de violencia en que incurra cualquiera, nos perjudica. Nos perjudica pues nos hace perder legitimidad,  nos resta gente y evita que sumemos. Hace falta disciplina no violenta. Lo contrario es  ayudar a Maduro pues le da excusas para deslegitimar nuestra lucha, le da excusas para revivir el 11 de Abril, le da lo que más necesita con urgencia: algún tipo de argumento con que pueda atacar a los demócratas y así defenderse a sí mismo.

Pues bien, poco después de aquellas escenas, Capriles se dirigió de nuevo a la nación a eso de las 7 PM. Mientras hablaba, dos amigos míos (que son bien progresistas y creen en la reconciliación) comentaban que les gustaría ver declaraciones más contundentes.

Yo en cambio les comenté: "¿Acaso no lo ven? Este tipo es un genio, logra romper con la polarización cuando todas las tendencias llaman a polarizar. Son la clase de palabras que nos hacen sumar gente, y que le hacen seguir perdiendo gente al madurismo ante su discurso divisivo. Su llamado a la paz es además el liderazgo responsable que necesitamos. Espero que la gente lo escuche y siga sus palabras"

Luego de eso decidí volver a casa. Tuve que hacerlo caminando (desde Bello Monte) pues el transporte público había dejado de funcionar. Es decir, caminé por Bello Monte, Las Mercedes y Chuao, zonas claramente opositoras. Todo a eso de las 8 PM.

Mientras lo hacía, observaba con ojo de politólogo como caceroleaba la gente. Cuando pasaba caminando entre grupos de personas que caceroleaban, me veían un poco raro, como preguntándose porque yo no andaba en lo mismo. Lo más curioso fue cuando un carro pasó a mi lado y el copiloto me gritó: “Chavista!”, como si supiera quien soy o que hago.

En verdad, yo comprendo la molestia de la gente. Es indignante que una elección tan ajustada no sea revisada con lupa, y más cuando el gobierno usó al Estado como maquinaria movilizadora, y como método de intimidación y amenaza para hacer que la gente votara por ellos, como también para asustar a nuestros heroicos testigos democráticos, quienes tuvieron que verle la cara al fascismo. Pero si no comprenden porque Capriles insiste en no polarizar, permítanme explicarlo mejor:

Se puede exigir sin polarizar. Una cosa es atacar a la élite madurista, que quiere atornillarse en el poder, y otra muy distinta es insultar o atacar al chavista en general. Lo primero es inteligente y le resta apoyo a ellos, lo segundo es torpe, no nos trae apoyo y hace difícil la cohesión social.
Quien se beneficia de la polarización y la violencia es Maduro. 

Ojo, yo no sigo ciegamente a los líderes. En su momento he criticado (muy a lo interno) ciertas declaraciones de Capriles con respecto a la realidad institucional del país. Y no confundan no polarizar con ser blandengue, yo también he llevado piedras y botellas por parte de grupos violentos. Pero creo que en este momento caer en discursos polarizantes y actitudes violentes solo va a fortalecer a la dirigencia chavista, traerá recuerdos tristes de años pasados, y por tanto nos va a debilitar. Evitemos ser víctimas de nuestras pasiones, evitemos ser víctimas del discurso de división de los enchufados.

Por ello te digo a ti, que fuiste al colegio conmigo. A ti, que estudiaste en la universidad conmigo. A ti, que haces activismo en mi mismo partido. A ti pues, que eres opositor. Te llamo a que juntos con Capriles rompamos la polarización y desechemos la violencia. Que exijamos nuestros derechos, eso sí, con firmeza y contundencia, pero de manera no violenta. Vayamos a la calle, pero en PAZ. Nadie debe temer a elevar su voz si le acompaña la razón. Solo así dejaremos de ser oposición, y pasaremos a ser la solución.

Caer en la violencia o en un discurso polarizante echa por tierra el gran esfuerzo que ha hecho Capriles por romper la polarización y unir el país, pero peor aún, le hace un gran favor a los enchufados.

Y como sé que quieres salir de los enchufados, confío en que no le harás ese favor a Maduro.

“No hay caminos para la paz, la paz es el camino” 

viernes, 8 de marzo de 2013

Les interesa nuestro petróleo, no nuestra gente.


"Los estados no tienen  ni amigos ni enemigos, los estados tienen intereses"

Hoy nos visitan representantes de 56 países, 22 de los cuales son Jefe de Estado y/o gobierno de sus respectivas naciones.

Algunos de ellos son verdaderos hipócritas. Muchos vienen por admiración genuina, otros por arrastrados, y otros por intereses descarados. Pero hoy versaré sobre los hipócritas, y comenzaré con una analogía:

Cuando los Estados Unidos junto a otros países invadió Irak en 2004, lo hizo bajo la excusa de buscar armas de destrucción masiva. Cuando no las encontró, se excusó bajo el paragua de la libertad y democracia de los Iraquíes.

La verdad es que quienes intervinieron poco les importaba el futuro de los Iraquíes. Los Estados tienen intereses, no son agentes de buena caridad que sacrifican sus recursos para defender a otros, pues si de defender personas y su libertad se tratase, Corea Del Norte hubiese sido invadida mucho antes. Pero Corea del Norte no tiene petróleo, Iraq sí.

Esa es la tragedia de un país petrolero, todos lo conocen y manifiestan su interés por ellos, y pocas veces por su gente.

Hoy, luego de dos meses de violaciones a nuestra Constitución e Instituciones, luego de dos meses de relativo silencio por parte de la llamada comunidad internacional, cuando veo venir tantas delegaciones, no puedo dejar de olvidar que, al igual que Iraq, somos un país petrolero.

Yo no estoy criticando que vengan a un funeral, eso es algo de lo más normal. Los que criticaré es lo que esos estados han hecho (o más bien han dejado de hacer) en los últimos dos meses, y lo que probablemente dejarán de hacer.

Más allá de lo interesante que pueda ser ver a Mahmoud Ahmadinejad y a una delegación norteamericana en un mismo lugar, llama la atención el rol que han jugado otros Estados democráticos ante la dinámica venezolana, y como se hacen la vista gorda ante lo que sucede.

Sobre países como  Rusia, China e Irán no haré mayores comentarios, pues poco espero de ellos. En Rusia asesinan selectivamente periodistas de oposición, en China reprimen a los Eighur, a los Tibetanos, censuran el internet y no hay elecciones, y en Irán reprimen protestas cuando la gente duda de la veracidad de resultados electorales. Repito, de países tiránicos no espero apoyo.

Lo que deja mucho que desear es el silencio de países democráticos como Chile, Colombia, España, entre otros.

Me pregunto: ¿qué opinarán Rajoy, Rubalcaba, El Rey y los españoles en general sobre la manera en que se trató la salud del ex presidente Chávez?¿ No les recordará a la forma en que se trató la enfermedad del dictador Franco?¿ No tendrán una opinión lo españoles sobre el desconocimiento a las leyes e instituciones que ha habido durante dos meses?
 
Me pregunto: ¿qué opinarán los chilenos y Sebastián Piñera sobre la muerte del ex presidente Chávez? ¿No le recuerda al final de la era Pinochet? ¿Qué pensarán del grosero intervencionismo militar? ¿Acaso no tiene nada que decir un pueblo que tuvo que pasar por una tensa reconciliación, y que busca borrar de su historia el flagelo del pretorianismo?

Me pregunto: ¿qué pensará los colombianos y Juan Manuel Santos de la nueva prenda revolucionaria que utilizan los representantes de poderes públicos, la cual es muy similar a la utilizada por la guerrilla? ¿No es evidencia clara de que los poderes están parcializados hacia una facción política?

Eso en la práctica se traduce en permitir que el candidato presidente pueda abusar de los medios de comunicación durante la campaña. Se traduce en que pueda hacer eventos, inaugurar obras y emitir propaganda institucional a manera de campaña, incluso en forma de cadenas. Eso se traduce en que no se investigue de donde provienen los fondos para financiar las campañas, que probablemente vienen del dinero de todos los venezolanos.

Me pregunto: ¿Qué pensarían los argentinos si Macri (alcalde de Buenos Aires)  ante una aspiración presidencial tuviese que escuchar al alto mando militar afirmar que defenderán el Kirshnerismo, y que harían ganar a Cristina en unas eventuales presidenciales?¿ No se sentirían como en los tiempos de Videla? Estamos hablando que el tipo encargado de cuidar los votos con el Plan República anunció que hará ganar a un candidato (independientemente de lo que diga el pueblo).

Eso en la práctica se traduce en intimidación a los testigos, se traduce en permitir que en los centros de votación sucedan irregularidades, se traduce en permitir intimidación por parte de motorizados.

Mientras seamos un país petrolero, a otros estados poco le importará todo lo que he mencionado, pues no les interesa la gente que habita sobre nuestra tierra. Su vista más bien reposará sobre el oro negro que se encuentra bajo ella.

Por eso esta carta va dirigida a los pueblos del mundo, a las naciones, y no a los Estados. Si los pueblos comprenden lo que en realidad está sucediendo en Venezuela, serán ellos quienes presionen a sus Gobiernos a que se pronuncien al respecto. Son las naciones las que podrían poner un poco de principios en las decisiones de sus líderes, pero a menos que no presionen los pueblos a sus líderes, permanecerán en silencio.

Y es que nadie dirá algo en contra de lo que aquí sucede porque los Estados no son nuestros amigos, los Estados tienen intereses, y el petróleo es uno de ellos. 

domingo, 3 de febrero de 2013

UN SOLO PUEBLO


A veces, la democracia es peor que cualquier forma de dictadura, tiranía o autocracia.

Permítanme corregir: las caricaturas de democracia son peores que cualquier tiranía.

Y son peores porque son igual de perversas en cuanto al sometimiento de la población, pero tienen además un elemento que las hace más sínicas que una dictadura ortodoxa:  La ilusión de legitimidad que le da rienda suelta para actuar sin temor a la sanción moral, lo cual se logra además con la necesaria división de la población para que la mayoría apoye a quien oprime a la minoría.

La democracia de este tipo es peor para el oprimido, pues bajo una dictadura oprimidos somos todos, y el vínculo de solidaridad inevitable que nace entre quienes buscan justicia une a una nación en contra de su opresor.

Pero la democracia, o caricatura de la misma, lleva al oprimido a la soledad. A encontrarse abandonado, pues es visto como el perdedor de las elecciones, como el que rompe las reglas de juego.

¿Quién se atrevería a catalogar como tirano a un gobierno que tiene millones de votos? Difícilmente alguien lo haría, a pesar que todos los otros elementos que hacen a una verdadera democracia (más allá del voto) estén ausentes.

Se supone que un pueblo está compuesto por grupos diversos. Por facciones que tienen distintas visiones de mundo, de como todos los individuos y colectivos pueden alcanzar lo que anhelan. Pero para alcanzar lo que más apreciamos, y así vivir con un mínimo de orden, debemos renunciar a pequeñas cosas que nos permitan acordar principios mínimos que todos aceptamos, y que por tanto deben ser siempre respetados.

Democracia es ¨el gobierno del pueblo¨. La concepción de democracia radica entonces en que comprendemos por pueblo.

Alguna vez se entendió como pueblo a los ciudadanos libres, excluyendo a mujeres, niños y esclavos. Era la democracia ateniense que se reunía en la polis a discutir asuntos públicos.

Alguna vez se entendió al pueblo como todo hombre, mayor de 21 años, que supiera leer y escribir, y contase con bienes que produjesen renta. Era la democracia sensitaria que imperó en nuestro país en el siglo XIX.

Alguna vez se entendió pueblo como todos los integrantes de la nación, siendo todos igual de importantes y depositarios de los mismos derechos, pudiendo votar todo aquel que tuviese más de 18 años, sin otro requisito que cumplir. Era la democracia liberal, la que permite que distintas visiones puedan gobernar. Era la democracia que concibieron quienes lucharon contra la tiranía en el 28, y que materializaron 30 años después en el 58. Hoy esa democracia es catalogada por el gobierno como ¨traición al pueblo¨.

Dicha evolución que favorecía a sociedades diversas sufrió un claro retroceso. Pueblo dejó de de ser el conjuto de venezolanos que decidieron vivir juntos respetando sus diferencias, y pasó a ser la mayoría que por derecho electoral gobierna y que se auto-proclama gobierno.

Según quienes hoy mandan yo no formo parte del pueblo venezolano. No soy pueblo, soy traidor. Soy traidor porque si no estoy con ellos, estoy contra ellos. Típica visión utilizada por el fascismo basada en la teoría del amigo-enemigo, que ayuda a la cohesión de  grupos, pues cierran filas en contra de otro.

Curiosamente soy yo quien busca algo mejor para nuestro país, y en especial para quien constantemente me atropella. Por favor no piense que soy masoquista, es que tengo otra visión de lo que significa la palabra pueblo.

La responsabilidad de que esta concepción haya florecido es compartida: líderes y seguidores tienen su cuota de protagonismo. No culparé únicamente ¨al pueblo¨ , como tampoco culparé solamente ¨al gobierno¨. El uno sin el otro no hubiesen podido imponer dicha concepción.

Pero de una vez permítanme hacer el respectivo juicio de valor: Quienes llevan 14 años en el poder se aprovecharon de todo cuanto podían para promover y potenciar la pequeña semilla de división que germinaba en nuestro pueblo. Y lograron que germinara y floreciera tomando del marxismo la lucha de clases, y del fascismo la tesis del amigo-enemigo. Es claro quien fue el principal causante de dicha división.

Sin embargo esa es la Venezuela que tenemos, la que nos tocó vivir, la que nos toca cambiar. Mi aspiración no es lograr que quienes hoy no son pueblo pasen a gobernar y por ende sean EL pueblo. Mi aspiración es que los venezolanos logremos ser lo que acertadamente una agrupación de calipso concluyó que era Venezuela: Un solo pueblo.

Viva Venezuela, mi patria querida.