domingo, 3 de mayo de 2015

Escasez de liderazgo

Pocas cosas me molestan más que la idea de hacer cola por un rollo de papel toilet, o por una bolsa de leche en polvo.  Sin embargo, puedo adaptarme a esta triste realidad buscando bienes substitutos, o dejando de consumir dichos productos para así no hacer cola. Entre perder tiempo o no disfrutar un par de bienes, prefiero prescindir de lo segundo.

Pero hay en el país un tipo de  escasez a la que no me puedo adaptar, y que me molesta aún más, pues me afecta gravemente y escapa de mis manos: La escasez de liderazgo. 

Sin perjuicio del respeto y admiración que podamos sentir por los líderes democráticos de nuestra nación (Henrique, Lepoldo, María Corina, Antonio, y demás), es necesario reconocer y criticar el hecho de que no hay, en Venezuela, liderazgo.

Hace poco leía un artículo del centro de estudios de liderazgo de la universidad de MIT donde relataban brevemente algunas cualidades que debía tener el líder en tiempos de extrema incertidumbre. Entre ellas, hay una de particular relevancia que brilla hoy por su ausencia: “Sensemaking”.

Por sensemaking (que se traduciría literalmente como ¨crear sentido¨) se entiende darle significado a las cosas que nos rodean, a explicar la incertidumbre, y lo que la misma implica. Significa tener la capacidad de, a pesar de la poca certeza que nos rodea, ofrecer una especie de mapa que permita a los seguidores orientarse, y tener al menos una idea de a qué deben atenerse, donde están parados, y por donde podrían transitar para alcanzar el objetivo en común que comparta el grupo.

Sin embargo, nadie le está explicando a los venezolanos qué está pasado, al menos no insistentemente. Peor aún, nadie nos está advirtiendo a donde estamos yendo, qué se nos viene, y qué podemos esperar de dicho futuro. Ningún líder político nos está hablando claro.

Los únicos advirtiendo lo que se avecina son los académicos, especialmente los economistas. Parecieran los únicos con credenciales para esto. ¿Pero son acaso ellos quienes nos llevarán a enfrentar esta crisis, y guiarán a través de cursos de acción para intentar superarlas? Definitivamente no. Hace falta que alguien asuma dicho rol.

El líder y la adversidad

“Sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas” fueron las palabras escogidas por Winston Churchill para describir aquello que se venía para el Reino Unido al enfrentar a la Alemania Nazi. Numerosas crisis han afectado a numerosos pueblos, pero como las enfrentan los mismos y sus líderes es lo que precisamente permite superarlas, o sucumbir ante ellas. En el caso del Siglo XX,  la historia parece otorgar un lugar especial a Churchill respecto a la forma de enfrentar la crisis que implicó una Guerra Mundial.

Corría el 13 de mayo de 1940, y Churchill se dirigía por primera vez al parlamento (y a la nación) desde que había sido designado Primer Ministro apenas 40 horas antes. En dicha ocasión explicó que ante la situación de extrema urgencia, debió conformar un gabinete plural que, aunque fue conformado de forma poco ortodoxa, resultaba imprescindible para asegurar los esfuerzos de la nación a la hora de enfrentar a los alemanes.

Pero por sobre toda las cosas, el entonces Primer Ministro hizo énfasis en que, dado que el Reino Unido se encontraba ante una situación angustiosa frente a un enemigo temible, lo único que podía prometer era sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas. Que sin importar cuan difícil sería el camino o cuanto tiempo tomara recorrerlo, debían luchar juntos.  No matizó las amenazas que se avecinaban, no moderó el lenguaje. Fue franco y sincero al expresar lo que consideraba eran los objetivos a seguir, y la forma en que planeaba alcanzarlos:

Tenemos ante nosotros una prueba de la más penosa naturaleza . Tenemos ante nosotros muchos, muchos largos meses de lucha y de sufrimiento.
Yo le diría a la Cámara, como dije a los que se han unido al gobierno : "No tengo más que ofrecer que sangre , esfuerzo, lágrimas y sudor "
¿Cuál será nuestra política? Llevar a cabo la guerra con todas nuestras fuerzas. ¿Cuál es nuestro objetivo? La Victoria a cualquier costo “


¿Alguien ha visto a algún líder venezolano diciéndonos que pasaremos trabajo, que la escasez será aún peor, que podría haber muertos, y que habrá lamentables niveles de volatilidad social? Al menos yo no lo he visto.

Esa cualidad de tener una visión y saber como seguirla, es lo que en la literatura de liderazgo denominan dirección. Contar con claridad con respecto al propósito colectivo, la diná­mica del entorno, las dificultades esperadas, y la forma de enfrentarlas para alcanzar la meta es en gran parte lo que necesita nuestra nación. Sin embargo, Venezuela hoy marcha sin dirección

Ausencia de seguidores

A pesar de esto, la escasez de liderazgo no es sólo culpa de los dirigentes. Parte de la responsabilidad recae sobre nosotros, y es algo de lo que cada día estoy más convencido. Al día de hoy, quienes habitamos en el país hemos sido venezolanos molestos. Es hora que seamos ciudadanos indignados, capaces de transformar la indignación en acción. (enlace)

Alguna vez noté (enlace) que hacía falta una sociedad civil independiente con músculo suficiente paa presionar y alcanzar objetivos concretos. Mucho debemos esforzarnos en este punto.

Acciones a tomar:

Lo ideal sería que, por un lado, los actores políticos partidistas asuman su rol de canalizar demandas de la sociedad de cara al estado. La principal demanda es el cambio, pero los canales institucionales de cambio están trancados, por lo cual los partidos deben continuar su trabajo, pero hace falta algo más-.

Este elemento adicional sólo puede venir  los venezolanos de base, las organizaciones no gubernamentales, y demás actores de la sociedad civil, quienes deben organizarse para cobrar fuerza, con el fin de ejercer liderazgo colectivo, y sobretodo presionar y encaminar a nuestros líderes a que hagan lo que nosotros esperamos de ellos, y no viceversa. 

Nadie está ejerciendo liderazgo en Venezuela, y mientras tanto los venezolanos de a pié se ven embestidos por los hechos, sin que nadie pueda conducirnos hacia "algo", sea lo que sea ese algo. 
Se dice que la escasez trae hambre. No me cabe duda entonces que Venezuela tiene hambre de liderazgo. 

Ante dicha orfandad de dirección,  debemos promover el liderazgo positivo que sea capaz de guiarnos hacia un "algo¨ deseado, antes que dicha orfandad nos lleve a buscar desesperadamente la primera opción con capacidad de dirección que aparezca ante nosotros, independientemente de a dónde quiera llevarnos, lo cual podría orientarnos hacia un precipicio.

No cometamos los mismos errores del pasado. Quien no aprende de la historia, está condenada a repetirla.