sábado, 20 de abril de 2013

¿Cuánto tiempo le das a esto?


¨Podrán detener todos los molinos, pero el viento que los mueve seguirá soplando¨
Miguel de Cervantes

El otro día charlaba con una de las colegas más brillantes de mi promoción. Discutíamos sobre la crisis, y en medio de la conversa me preguntó: ¿cuánto tiempo le das a esto?. La verdad, siempre será un honor para mi que mis compañeros cum laude me hagan esa clase de preguntas, pues yo más bien buscaría en ellos la respuesta.

Pero como ser politólogos no nos hace adivinos, decidí tomarme un tiempo y revisar alguna literatura sobre el tema que me ayudase a dar respuesta a esta importante pregunta, pues ya han sido varios quienes me han preguntado lo mismo.

Para responder a esto, debemos tener en cuenta aspectos como: la legitimidad del gobierno, la estrategia de ambos bandos, estudios sobre cambio y transición política, la relación entre lo militar y político, los precios del petróleo, entre otras cosas. Aquí intentaré darle un poco de orden a dichos factores. Pero antes haré  un breve análisis de la crisis.

Los hechos posteriores al 14 de Abril fueron muy importantes. Maduro ganó, pero dio un discurso que no leía para nada los resultados. Capriles perdió, pero pidió auditoría y solo entonces reconocería los resultados. El lunes a mediodía Capriles convocó a un cacerolazo esa misma noche, marchas al CNE en el interior el martes, y marcha en Caracas al CNE el miércoles. Pintaba como una escalada en favor de la democracia y la paz.

Pero esa clase de cosas (todo lo que pueda amenzar su poder) sí las sabe leer el gobierno,  o más bien los asesores cubanos. Poco después que habló Capriles, el gobierno empezó a recrear un ambiente de 11 de Abril. Comenzó a inventar hechos de violencia que no existían, y trató de traernos recuerdos poco agradables.

El martes 16 de Abril fue un día muy importante: Los estados salieron a las sedes regionales del CNE,  y Maduro utilizó 4 cadenas para intensificar el ambiente de Abril de 2002. En una de  ellas  ¨prohibió¨ la marcha en Caracas al CNE en la cual, si se llevaba a cabo, podía infiltrar gente para que cometieran actos violentos, y así la oposición quedara como un grupo ilegítimo. La verdad es que fue una jugada BRILLANTE, pues nos colocaba en el dilema de caer en su trampa al ir a la marcha y luego vernos violentos, o aceptar su chantaje y reducir nuestro momentum. Ojalá el madurismo fuera tan eficiente gobernando como lo es para esta clase de cosas.

Por suerte, Capriles no cedió ante quienes se dejaron llevar por la polarización. De esa manera podemos asegurar preservar todo lo que hemos ganado el último año.

Sí, se redujo un poco ¨el momentum¨ que teníamos, pero créanme que si se hubiese repetido un 11 de Abril (y esta vez los militares no iban a dar un golpe) , hubiese habido muertos, suspensión de garantías,  la gente iba a volver atemorizada a sus casas, e íbamos a perder ese momentum por completo, perdiendo además todo lo que hemos ganado en un año.

Ahora bien, para pensar como y en cuanto tiempo se va a resolver todo esto, debemos plantearnos cuales son los escenarios y estrategias que se manejan en cada bando. Sin embargo, antes de responder a esto debemos comprender cual era el dilema que vivían ambos lados desde el momento en que se dieron los resultados, hasta ayer que el CNE aceptó la auditoría 100 x 100.

El dilema del gobierno era: ¨¿nos quitamos la careta por completo, o mantenemos alguna forma democrática mínima?¨

El dilema de la oposición era: ¨¿nos vamos a la desobediencia civil, o mantenemos los canales intitucionales mínimos?¨

La verdad, creo los hechos nos van diciendo que sucedió: El gobierno mantendrá alguna mínima forma democrática , aunque a Diosdado siempre se la cae la careta, al igual que a los represores de protestas, y a los fascistas que despiden gente por sospecha de ser opositores. Por nuestra parte, decidimos mantener los pocos y deficientes canales institucionales que quedan.

Pero retomemos el tema de los escenarios, pues aún quedan vivos, al menos mientras pasan estos 30 días en que se ¨recuentan¨ los votos. Por tanto, vale la pena analizarlos:

1) Si el gobierno decide quitarse la careta por completo y decirle al mundo: ¨sí, aquí hay una dictadura¨ , pues nos quedará asumir en serio la lucha no-violenta, y que la misma sea un asunto de todos los venezolanos, y no de un grupo de estudiantes. Si se da este escenario, creo que no se prolongaría por mucho tiempo, pues la oposición por fin está unida, y con seguir una estrategia de resistencia, creo que el gobierno poco a poco se acercaría a su fin, pues no tendrá hechos económicos y sociales que hagan a la gente apoyar una tiranía.

Pero como ya mencionamos, los hechos nos sugieren que probablemente vayamos al escenario de la ¨ilusión de democracia¨ , o ¨caricatura de democracia¨. Que es más o menos lo que teníamos antes, pero sin el líder carismático.

2) Si el gobierno escoge la vía del mantener una mínina ilusión de democracia, pues nos toca la tarea de desgastarlo y restarle apoyo, hasta que cuente con tan poca legitimidad que ya sea natural el fin de este sistema. Incluso si la oposición escoge esta estrategia de largo plazo (es el camino más seguro) yo no le veo mucho tiempo a esto.

!Pero atención! Aunque sea la estrategia más segura, no implica que esté exenta de riesgos. Existe la posibilidad (remota, pero existe)  que la dirigencia madurista logre surfear la ola de la crisis, logre sobrevivir a su baja legitimidad, que por fin se vean iluminados y la fulana misión eficiencia rinda frutos y que el supuesto gobierno de calle ayude a la legitimidad de Maduro.

Existe la posibilidad que por fin, al estar con la soga al cuello, el PSUV se decida a gobernar bien en vez de a comunicar lo que no existe. Quien sabe si en este mismo instante están leyendo los artículos de autocrítica que corren por aporrea.

Pero esas son cosas de demócratas, me refiero a gobernar bien y respetar al otro para así ganar elecciones, pues la democracia es el juicio al buen o mal gobierno. Pero como la élite madurista no es demócrata, dudo mucho que eso suceda.

Por tanto, en ambos escenarios veo al madurismo en declive. Pero para que siga en declive, debemos hacer buena oposición. Ello implica articular los descontentos, continuar persuadiendo, continuar elevando la voz ante a los abusos. Todo ello sin caer en polarización, sino atacando a la élite madurista que busca atornillarse en el poder, todo mientras seguimos ganando apoyo de la gente, y por tanto restándole legitimidad al madurismo.

Tengo que hacer un último comentario (y disculpen por lo extenso de este artículo). Por lo general, un régimen tiene las siguientes fases: Instauración, consolidación, persistencia, crisis, y hundimiento/transición a otro régimen.  Hoy estamos en una crisis. De una crisis  un régimen puede salir: a) reconsolidado (es decir, de vuelta a la persistencia) o  b)  hundido .


Por lo visto, el régimen va a sobrevivir la actual crisis. Volverá entonces a la etapa de persistencia, pero una persistencia precaria o inestable. Importa entonces que sepamos mantener nuestra credibilidad, nuestra legitimidad, y todo lo que hemos ganado para cuando por su propio peso (y gracias a la efectiva protesta/desgaste que realicemos) el madurismo entre en otra crisis.

Mientras tanto, como diría Cervates, el Madurismo podrá detener los molinos. Pero créanme cuando les digo que no podrán detener el viento, pues los aires de cambio siguen soplando, y con más fuerza hoy que nunca, pues hoy tenemos más gente, más unidad, más organización, más disciplina, más consciencia, y sobretodo más liderazgo y representación bajo una gorra tricolor que ejemplarmente lleva Capriles.

Por tanto, yo a esto le veo unos pocos años más, pero no más.

Y tú, ¿cuánto tiempo le das a esto?


martes, 16 de abril de 2013

No le hagas el favor a Maduro.


"La violencia crea más problemas sociales de los que resuelve"
M. Luther King

Recuerdo como si fuera el día de ayer cuando tenía 12 años y caminaba de noche por mi zona mientras mis vecinos caceroleaban exigiendo la renuncia del entonces presidente,  acompañando la bulla de sus ollas junto a consignas que pedían un cambio de gobierno. Eran los días del paro.

Y lo recuerdo como si fuese ayer, pues precisamente ayer vi algo muy parecido.

Y aunque hoy tenemos contextos institucionales y políticos abismalmente diferentes (es decir, hoy contamos como con más apoyo, nuestra lucha es mucho más legítima, y el sistema es ahora mucho más injusto),  ayer vi unas cuantas actitudes no tan distintas que me preocuparon un poco. Me refiero básicamente a dos: la violencia (ya sea verbal o física) y la polarización.

Sobre la polarización sé mucho, más por experiencia que por otra cosa. Nací y crecí en la parroquia más opositora del país, El Cafetal. En la misma el chavismo nunca ha superado el 8% de los votos, ni siquiera en sus mejores tiempos. Es el lugar donde nada más y nada menos residen ¨Las viejas del Cafetal¨,  y considerando que mi madre tiene más de 50 años y vive en El Cafetal, puedo decir que comparto a diario con gente que se encuentra en un polo del espectro político venezolano.

Es cierto que la gente ha llegado a tales niveles de polarización en gran parte por culpa del discurso conflictivo de la dirigencia chavista. Es cierto también que la dificultad de comprender al otro beneficia al madurismo, y por ello lo han promovido. Lamentablemente algunos en han caído juego del gobierno (aunque no los culpo).

Por suerte, siempre sentí intriga por comprender al otro. Tuve la oportunidad de hacerlo al entrar en la UCV, donde en los primeros semestres conocí y comprendí a la gente chavista que vive en Altagracia, Sucre, Coche y demás parroquias donde gana el chavismo.

Desde aquel tiempo supe que tener empatía y comprender al otro era la clave para romper la polarización, y más aún, la clave para que la oposición pudiera crecer y algún día ser gobierno.

Es por ello que cuando  veo lo que sucedió ayer, donde la actitud de muchas personas recuerda a la polarización de años anteriores, lo mínimo que puedo hacer es llamar a la gente en no caer en el juego polarizante del gobierno, y por ello escribo este artículo.

Ahora, sobre la violencia. A diferencia de la polarización, sé sobre la violencia principalmente gracias a la teoría. En la historia vemos como la agresión difícilmente lleva a algún lado. Menos aún tiene algún sentido cualquier expresión de violencia (verbal o física) cuando son otros quienes tienen las arman, y quienes buscan un enemigo externo para cohesionarse y legitimarse. Al contrario, todo el que ha conquistado una meta a través de la paz, lo hace en buena lid, y pasa a la historia como un liderazgo ejemplar.

Ayer a las 5 PM vi en la calle a algunas personas en actitud de violencia (principalmente verbal y gesticular, pero violencia al fin).  Cuando yo les comentaba que era innecesario (y un autogol) lo que estaban haciendo, me respondían: "tenemos 14 años siendo unas maricas, dejándonos joder". A la gente al rededor no le importaba y parecían estar de acuerdo con lo que estaba haciendo esta gente. Es difícil dialogar con gente que no quiere escuchar.

Yo creo que cualquier acto de violencia en que incurra cualquiera, nos perjudica. Nos perjudica pues nos hace perder legitimidad,  nos resta gente y evita que sumemos. Hace falta disciplina no violenta. Lo contrario es  ayudar a Maduro pues le da excusas para deslegitimar nuestra lucha, le da excusas para revivir el 11 de Abril, le da lo que más necesita con urgencia: algún tipo de argumento con que pueda atacar a los demócratas y así defenderse a sí mismo.

Pues bien, poco después de aquellas escenas, Capriles se dirigió de nuevo a la nación a eso de las 7 PM. Mientras hablaba, dos amigos míos (que son bien progresistas y creen en la reconciliación) comentaban que les gustaría ver declaraciones más contundentes.

Yo en cambio les comenté: "¿Acaso no lo ven? Este tipo es un genio, logra romper con la polarización cuando todas las tendencias llaman a polarizar. Son la clase de palabras que nos hacen sumar gente, y que le hacen seguir perdiendo gente al madurismo ante su discurso divisivo. Su llamado a la paz es además el liderazgo responsable que necesitamos. Espero que la gente lo escuche y siga sus palabras"

Luego de eso decidí volver a casa. Tuve que hacerlo caminando (desde Bello Monte) pues el transporte público había dejado de funcionar. Es decir, caminé por Bello Monte, Las Mercedes y Chuao, zonas claramente opositoras. Todo a eso de las 8 PM.

Mientras lo hacía, observaba con ojo de politólogo como caceroleaba la gente. Cuando pasaba caminando entre grupos de personas que caceroleaban, me veían un poco raro, como preguntándose porque yo no andaba en lo mismo. Lo más curioso fue cuando un carro pasó a mi lado y el copiloto me gritó: “Chavista!”, como si supiera quien soy o que hago.

En verdad, yo comprendo la molestia de la gente. Es indignante que una elección tan ajustada no sea revisada con lupa, y más cuando el gobierno usó al Estado como maquinaria movilizadora, y como método de intimidación y amenaza para hacer que la gente votara por ellos, como también para asustar a nuestros heroicos testigos democráticos, quienes tuvieron que verle la cara al fascismo. Pero si no comprenden porque Capriles insiste en no polarizar, permítanme explicarlo mejor:

Se puede exigir sin polarizar. Una cosa es atacar a la élite madurista, que quiere atornillarse en el poder, y otra muy distinta es insultar o atacar al chavista en general. Lo primero es inteligente y le resta apoyo a ellos, lo segundo es torpe, no nos trae apoyo y hace difícil la cohesión social.
Quien se beneficia de la polarización y la violencia es Maduro. 

Ojo, yo no sigo ciegamente a los líderes. En su momento he criticado (muy a lo interno) ciertas declaraciones de Capriles con respecto a la realidad institucional del país. Y no confundan no polarizar con ser blandengue, yo también he llevado piedras y botellas por parte de grupos violentos. Pero creo que en este momento caer en discursos polarizantes y actitudes violentes solo va a fortalecer a la dirigencia chavista, traerá recuerdos tristes de años pasados, y por tanto nos va a debilitar. Evitemos ser víctimas de nuestras pasiones, evitemos ser víctimas del discurso de división de los enchufados.

Por ello te digo a ti, que fuiste al colegio conmigo. A ti, que estudiaste en la universidad conmigo. A ti, que haces activismo en mi mismo partido. A ti pues, que eres opositor. Te llamo a que juntos con Capriles rompamos la polarización y desechemos la violencia. Que exijamos nuestros derechos, eso sí, con firmeza y contundencia, pero de manera no violenta. Vayamos a la calle, pero en PAZ. Nadie debe temer a elevar su voz si le acompaña la razón. Solo así dejaremos de ser oposición, y pasaremos a ser la solución.

Caer en la violencia o en un discurso polarizante echa por tierra el gran esfuerzo que ha hecho Capriles por romper la polarización y unir el país, pero peor aún, le hace un gran favor a los enchufados.

Y como sé que quieres salir de los enchufados, confío en que no le harás ese favor a Maduro.

“No hay caminos para la paz, la paz es el camino”