martes, 13 de febrero de 2018

¿Son Petro y las FARC una amenaza para la democracia en Colombia?

Para responder a dicha pregunta, partiremos de la siguiente afirmación: Las FARC no representan una amenaza para la democracia en Colombia, pero Gustavo Petro sí

Puede lucir contradictorio afirmar que una organización que hasta hace pocos años usaba las armas no representa una amenaza para la democracia, mientras que un político que se desmovilizó hace más de 25 años y ha sido senador y alcalde sí lo es, pero hay razones para sostener esta hipótesis sin caer en demagogia o intentar manipular al lector con base en el miedo.

Para entender por qué afirmamos esto, analizaremos la posibilidad real que tienen de llegar al poder ambos actores, así como también en qué medida atentarían contra la democracia en caso de ocupar el ejecutivo nacional.

Las FARC: Un nuevo actor civil en la política.

Las FARC se han lanzado al ruedo como partido político, y algunas encuestas arrojan que cuentan con un rechazo superior al 80%, pero también con un nivel de conocimiento cercano al 100%. Este último es un número con el que quisiera contar cualquier político o partido, ya que dichos niveles de conocimiento suelen tenerlos únicamente aquellos actores que han participado en campañas presidenciales o tienen mucho tiempo siendo referentes en la política.

Ello implica que para dicho partido la estrategia es clara: Es más fácil lavar su nombre que darse a conocer a toda la población, razón por la cual escogieron mantener las siglas FARC (Fuerza Alternativa Revolucionara del Común), para a partir del conocimiento nacional que tienen, trabajar en mejorar su imagen.

A pesar de ello, es poco probable que alcancen su cometido de limpiar su nombre y lograr que la gente los asocie con elementos positivos, ya que el pueblo no olvida tan fácilmente (al menos en el corto plazo). Sin embargo, pueden jugar un rol crucial en la política, como lo es ampliar al espectro político más hacia la izquierda para hacer más potable al electorado opciones un poco más moderadas.


Dicho eso, es poco probable que alcancen el poder en el corto plazo, por lo cual no vale la pena extendernos demasiado en esta parte de nuestro análisis. Sólo diremos que, dado su historial y convicciones ideológicas, si alguna vez llegasen al poder, sería sin duda alguna motivo de gran preocupación para la democracia en Colombia y la región. Pero siendo poco probable que alcance la presidencia en el corto plazo, podemos pasar al siguiente actor.


Gustavo Petro: El verdadero representante de la izquierda

Siendo esa la realidad de las FARC,  queda analizar a Gustavo Petro, quien hoy en día tiene el primer o segundo lugar en la mayoría de las encuestas, disputándose la punta con Sergio Fajardo. Sin embargo, sus posibilidades de crecimiento antes de esta elección son limitadas, dado el alto nivel de rechazo de genera, el cual se encuentra alrededor del 40%

Ello nos genera tres escenarios en los que Gustavo Petro puede acceder a la presidencia de la República:

Escenario 1: Petro alcanza segunda vuelta y pierde la misma, pero llega al poder en 2022

Así las cosas, si bien es probable que Petro alcance la segunda vuelta, la combinación entre rechazo generado y las probables alianzas de los demás sectores en su contra disminuye muchísimo las posibilidades de ganar en segunda vuelta y por tanto la presidencia.

Sin embargo, la posibilidad que tiene Petro de disminuir su rechazo es mucho mayor a la que tiene las FARC, por lo cual ser el abanderado de la izquierda en esta elección y una posible clasificación a segunda vuelta lo convertiría en la referencia por excelencia de la izquierda (que ya lo es), y en cierta forma en líder de la oposición, siendo esta última un peldaño que lo acerca más a la presidencia en el futuro.

Bajo dicho escenario, no es descabellado pensar que podría crecer mucho en los próximos años y, por tanto, tener aspiraciones mucho más reales de alcanzar el poder ejecutivo nacional en 2022, en especial si el gobierno 2018-2022 no es bueno y no disminuye la desigualdad y corrupción en el país.

Escenario 2: Petro alcanza segunda vuelta y gana la presidencia en 2018

Existe un segundo escenario que, si bien luce menos probable, tiene también posibilidades de cristalizarse y ese es que, en el caso que la segunda vuelta sea entre Petro y el candidato de la derecha, resulta una incógnita saber a quién apoyarían quienes hoy representan la centro izquierda (Polo democrático) y el centro (Alianza Verde y Compromiso Ciudadano), pues les tocaría una dura decisión de tener que apoyar dos opciones en las que no creen.

Sin embargo, en dicho escenario no resulta descabellado creer parte de las bases, electores y simpatizantes de dichas organizaciones preferirían apoyar a Petro antes que tener que votar por el stablishment contra el que han luchado (a menos que la representante de la derecha sea Marta Lucía, quien genera menos rechazo). Si eso llegase a suceder, Petro podría alcanzar la presidencia.

Escenario 3: Petro no alcanza segunda vuelta, pero gana la presidencia en 2022

Por último, hay un tercer escenario donde Petro no clasifica a segunda vuelta que, si bien es poco probable, podría llegar a suceder si Fajardo con el voto de opinión obtiene más apoyo que Petro, y la derecha con la maquinaria moviliza más votos que el antiguo alcalde de Bogotá. Sin embargo, al ser poco probable, no profundizaré en el mismo ello. En este escenario, si bien Petro no alcanza la segunda vuelta, en una futura elección podría alcanzar el poder.

Vistos los escenarios, es ahora donde nos preguntamos:

¿Sería Petro una amenaza al sistema democrático en caso de llegar al poder?

La respuesta que usted dé a esta pregunta depende de qué tanto parta de la buena o la mala fe a la hora de evaluar actores políticos. En general,  cuando un político tiene en mente acciones indeseables o impopulares no hará nunca públicas sus verdaderas intenciones antes de llegar al poder. En ese sentido, disfrazará las mismas para lucir más apetecible al electorado y, una vez que llegue al poder, desechar todo lo dicho para hacer lo que realmente tenía en mente.

Los ciudadanos son responsables por decidir si ser ingenuos y creer en todo lo que dice un candidato, o ser crítico ver más allá. Dicho eso, quisiera compartirles como dato que vale mucho más confiar en las acciones y el historial del político  que lo que dicen en campaña, ya que durante campaña suelen decir lo que la gente quiere escuchar, y no lo que en realidad tienen pensado hacer

Así las cosas, resulta fundamental para el futuro de Colombia que los ciudadanos le pongan la lupa al historial y acciones de Gustavo Petro, las cuales dicen mucho sobre la existencia o no de valores democráticos

Compartiré algunos hechos y acciones, todas con evidencias al final del artículo:
  • En la década de 1980 fue miembro del M-19, un movimiento guerrillero marxista.
  • En 1994 trajo a Chávez a Bogotá , desarrollando una amistad con el mismo.
  • Entre 2000 y 2013 mostró admiración por el modelo de Chávez 
  • En 2013 “profunda nostalgia” ante la muerte de Chávez en 2013.
  • En 2014 no condenó la represión de Nicolás Maduro a las Protestas
  • En 2016 negaba la existencia de crisis alimentaria en Venezuela
  • En 2017 no condenó frontalmente la realización de una Asamblea Nacional Constituyente fraudulenta

En ese sentido, con dicho historial en natural que quiera negar el mismo ahora que se encuentra en campaña y necesita votos.

Ello me recuerda a la campaña de Huego Chávez en el 1998, donde su plan de gobierno era centrado, sus declaraciones equilibradas, y se desmarcaba de la izquierda. “Yo no soy socialista”, decía al referirse a Fidel Castro, tal como hoy de día dicen “yo no soy castro-chavista” aquellos que intentan desligarse de Maduro, pero que apoyaron públicamente al mismo y al PSUV hasta apenas hace un par de años.

Yo podría entender que por desconocimiento (aunque no deja de ser irresponsable, por eso digo entender y no compartir) que un político de izquierda de algún país muy lejano crea que todo lo que sucede en Venezuela es un invento de los medios de comunicación, y por tanto no lo condene o piense que el PSUV es bueno.

Pero que un político de Colombia, un país que se encuentra al lado de Venezuela, el cual además está lidiando con las consecuencias del comunismo de Chávez y Maduro al tener que recibir cientos de miles de venezolanos que emigran desesperados por el hambre, lo que refleja no es desconocimiento, sino simpatía por el modelo venezolano y ausencia de empatía o solidaridad (valores, por cierto, que debería tener alguien de izquierda) con las víctimas de dicho régimen, lo cual es vergonzoso, no es tolerable, y refleja ausencia de convicciones democráticas.

Es por dicha razón que se hace sumamente creíble la hipótesis de que la moderación de sus propuestas y el distanciamiento del PSUV durante época de campaña es sólo una fachada que busca engañar al electorado para que voten por él y, una vez en el poder, se aleje de lo prometido y pueda perseguir una agenda más cercana al comunismo que a la socialdemocracia.

En ese sentido, un ciudadano colombiano que realmente quiera cambio positivo para su país no debería arriesgarse a votar por Petro. Colombia no puede arriesgarse a sufrir lo mismo que Venezuela.


Colombia: Condiciones perfectas para el cambio

En todo caso, lo cierto es que las condiciones actuales de corrupción y desigualdad representan una importante oportunidad para el cambio. Lo delicado del asunto está en que dicha oportunidad puede ser aprovechada por un populista, lo cual sería sumamente negativo, o podría ser aprovechada por un Estadista, lo cual sería sumamente positivo.

Colombia no necesita más autoritarismo, o medidas que poco a poco debiliten y destruyan a la economía, lo cual al mediano plazo lleve a una pobreza aún mayor, o al contrario alguien que siga privilegiando a los grupos económicos poderosos, por lo cual persistiría la desigualdad, acciones que llevarían a cabo la izquierda o la derecha respectivamente.


Lo mejor para Colombia sería contar con gobiernos que trabajen por disminuir la desigualdad, la corrupción y la polarización, ya que dichos fenómenos contribuyen al malestar general de la población. Por otro lado, necesita gobiernos que fomente el crecimiento económico, igualdad de oportunidades y la cultura democrática, lo cual redunda en el bienestar general de la nación, y disminuye la posibilidad de que los ciudadanos anhelen opciones radicales.

Por tanto, si bien antes hablamos sobre los escenarios en que ganaba Petro, veamos ahora cuál sería el mejor escenario para Colombia:

Escenario 4: Petro no llega al poder, pero alguna opción verdaderamente democrática sí lo hace

Creo que esto sería, sin duda, lo mejor para Colombia. Se necesita una opción de centro o centro-izquierda que tenga trayectoria y credenciales democráticas, que además sea moderna y entienda que los debates entre estatismo y privatización quedaron atrás, y que crecimiento y la libertad económica deben ir de la mano con la igualdad de oportunidades y la justicia social.

Los países exitosos suelen cumplir un ciclo donde el poder funciona como péndulo que a veces se encuentra en la centro-izquierda, y a veces en la centro-derecha. En Inglaterra existe el partido laborista  y el conservador, en España existió el PSOE  y el PP, en Estados Unidos existe el partido demócrata y el partido republicano, en Chile existe equilibrio entre distintas opciones y así en muchos países la alternancia entre la centro-derecha y la centro-izquierda ha sido sumamente positiva.

Dado que la historia de Colombia ha estado marcada por la permanencia de ciertos grupos en el poder político y económico, así como el presente está marcado por la desigualdad y la corrupción,  es comprensible que el ciudadano quiera cambio, y que ese cambio se incline un poco hacia la izquierda.

Pero, por favor, ciudadanos colombianos, no voten por Petro. En caso de hacerlo no obtendrán ni crecimiento económico ni justicia social, así como tampoco reducción en la corrupción, o una reducción verdaderamente sostenible de la desigualdad.

No voten por una opción donde el remedio será peor que la enfermedad. El país se encuentra a las puertas de un cambio histórico, y sería una verdadera lástima  que dicha oportunidad se desperdicie con una fórmula que ya fracasó.

Si usted se siente o se ha sentido tentado en algún momento a votar por Petro, entiendo que su fervor y  pasión por el cambio pueda llevarle a considerar a Gustavo como opción. Pero tomar decisiones con el pensamiento nublado no es recomendable.

Antes de decidir el futuro de su país deténgase, respire, y pregúntese si es mejor votar alguien con un historial tan turbulento y sombrío como Petro que lo pueda llevar a parecerse a Venezuela, o si es mejor buscar y apoyar otras opciones mucho más seguras, íntegras, con mejor trayectoria que puedan llevar a Colombia a ser un país referencia en América Latina.

Por el bienestar de todos, lo mejor sería optar por la última opción.


Anexos:

Petro y su defensa a la constituyente
http://lasillavacia.com/historia/petro-y-su-defensa-de-la-constituyente-de-maduro-61921

Petro primero en intención de voto
http://www.semana.com/nacion/articulo/gustavo-petro-primero-intencion-de-voto-gran-encuesta-semana-enero-2018/555678

Petro: Ojalá aquí se hiciera lo que hace Chávez en Venezuela
http://elnodo.co/chavezm-19

Petro considera Chávez fue un gran líder

Petro busca ocultar crisis en Venezuela
https://twitter.com/petrogustavo/status/706253187305623552