miércoles, 19 de marzo de 2014

El debate urgente


  • Estrategia sin táctica es el más lento camino hacia la victoria. Las tácticas sin estrategia son el ruido antes de la derrota.-Sun Tzu


Si usted es moderado, me odiará por este articulo. Si a usted le han dicho radical, también me odiará por este artículo. Pero no me importa, pues  si usted quiere tener una Venezuela unida, democrática y próspera, tendrá que leer este artículo.

Hay demasiadas pasiones desatadas en el país. Irónicamente, las pasiones desbordadas no son principalmente las de ambos lados de la nación, son en su en su mayoría las posiciones encontradas dentro de la alternativa democrática, la cual se encuentra más polarizada a lo interno de lo que se encuentra Venezuela entre rojos y azules. Mal podríamos ofrecer unión y reconciliación al país si no podemos nosotros mismos en la oposición escucharnos y entendernos.

Resulta increíblemente positivo que uno como activista crea profundamente en lo que hace, le ponga pasión a su lucha, y permita que su corazón le brinde fuerzas. Pero cuando se trata de estrategia, se debe pensar con la cabeza, se debe analizar las fortalezas de uno, las debilidades del otro, estudiar el entorno y plantear escenarios. Esto requiere serenidad, en especial para ver las cosas como son.

Nada de eso se ha hecho en los últimos meses. La irrupción de una nueva propuesta dentro de la oposición solo generó encuentros que, más que basados en ideas, se han basado en trivialidades como batallas de slogans, o trending topics propuestos por un "profeta" brasilero que opina sobre Venezuela, desde México. Hemos confundido las posturas estratégicas con riñas personales, y eso nos hace mal.
Resulta imprescindible un debate y entendimiento entre los demócratas que no se base en defensa apasionada de posturas y riñas personales.

En lo particular, creo pertinente darse cuenta al menos que ya no hay una visión estratégica imperante en la oposición. En grandes rasgos hay dos, y quien defiende una debe darse cuenta que quien defiende la otra algo de razón debe tener, pues nadie tiene la verdad absoluta en sus manos, por más que nos guste pensar de esa manera.

Por ello propongo algo sencillo: Debemos entender cada postura, conocer la fortaleza de cada una, comprender sus debilidades, y así realizar un ejercicio dialéctico.  Por dialéctico me refiero a esa tríada filosófica donde una tesis (en este caso, la moderada) se contrapone a una antítesis (en este caso, la radical) para que, de dicha pugna surja una síntesis (en este caso, lo que debería ser una visión estratégica de los activistas de oposición). Es un debate urgente para la unidad democrática.

Pasemos entonces a analizar las posturas de las dos principales visiones encontradas dentro de la alternativa democrática: "los moderados" y "los radicales" , los cuales mencionaré siempre en comillas pues me parece una etiqueta innecesaria.
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La postura de "los moderados" se centra en la construcción de una mayoría. En resumen, esta visión argumenta que el primer paso para cualquier aspiración es construir una mayoría que, más que cuantitativa, dada sus dimensiones, pasaría a ser una diferencia cualitativa para las fuerzas democráticas. Ello permitiría ganar elecciones (tanto las agendadas como las que surjan) a pesar del ventajismo electoral. Su norte es despolarizar, pues con una sociedad polarizada (tanto social como políticamente) el PSUV siempre gana.

La postura de "los radicales" se centra en ejercer la resistencia. En pocas palabras, esta noción encuentra su justificación bajo el diagnóstico de la realidad institucional venezolana, la cual se encuentra controlada por el PSUV. Ante dicha situación hay quienes que, con válidas razones, son escépticos con respecto a seguir un camino únicamente electoral. Creen que hace falta mucho más para alcanzar el cambio en Venezuela, pues el régimen se resiste al mismo, y por tanto hay que cambiar las instituciones a través del poder de la gente en la calle.

En ambos casos, los objetivos y los medios no están claramente definidos, o al menos no han sido bien comunicados. En el caso de quienes buscan construir mayoría, hay quienes parecen profesar “La mayoría por la mayoría misma” , y en el ámbito de la resistencia hay quienes defienden “la calle por la calle misma”, como si ambos elementos, per se, fuesen suficientes para lograr algo. No lo son.

“La calle” y “la mayoría” son fuerzas que deben ir orientadas hacia algo. No brindarles un norte es simplemente inútil. Queda descartado entonces quienes confunden el medio (la mayoría y la calle) con el fin (por definir). Y quedan descartados no por algo personal, pero es que si estamos hablando de estrategia - el arte de construir caminos destinados a conseguir un objetivo- quien no me hable de objetivos, no está sumando. Y si los tiene escondidos, pues que se atenga a las consecuencias.

Algunos más sensatos de cada bando sí se han planteado algunos objetivos. De parte de ”los moderados" , he escuchado la búsqueda de una victoria en parlamentarias de 2015, como también he escuchado sentar al gobierno a dialogar (que de nuevo, eso me parece un medio, que además es peligroso) , o ganar en 2019. Desde la resistencia he visto básicamente dos: desplazar del poder al PSUV, u otros hablan de “democratizar el Estado” (es decir, generar condiciones electorales justas, recobrar el equilibrio de poderes a través de autoridades independientes, etc).

Es aquí donde quizá encontramos mayor divergencia: ¿CUÁL ES EL OBJETIVO? ¿QUÉ QUIERE LA OPOSICIÓN?

Si alguien extranjero me preguntase a mi como analista: " Ajá, ¿y qué quiere la oposición?" , me vería en la obligación de responder algo como: "Existen sectores que se han planteado esto y lo otro, mientras otros grupos se plantean estas otras cosas". Excelente. Pero como activista diría : "Bueno, en esta vaina se supone que todos queremos un mejor país, y hacia eso deberíamos enfilar nuestros esfuerzos, TODOS, en forma organizada, porque aquí no estamos jugando carrito, aquí nos enfrentamos a un gobierno que se se adueñó del Estado y sus recursos.¨

Y aquí es donde me voy a poner antipático. Veamos los defectos de cada parcialidad democrática:

La visión de los moderados sufre un poco al plantearse como lidiar con un sistema político que busca dominar aún más a la sociedad. Ya sabemos que en la parte social orientan bien sus esfuerzos, haciendo el importante trabajo de despolarizar,  pero si bien sus esfuerzos sociales parecen acertados, su aproximación a la realidad político-institucional venezolana no lo parece tanto, lo cual se refleja en la incomodidad que le producen preguntas como: ¿Y qué harán cuando sean mayoría? ¿qué evitará que cambien las reglas de juego? ¿no éramos mayoría en 2010, pero un gerrymandering nos hizo perder en la práctica? ¿qué pasó con el reclamo de abril 2013?, y así una interminable lista de críticas centradas en lo que, según sus críticos, es su pobre reconocimiento y aproximación a la realidad de un aparto estatal controlado por el PSUV, que no piensa ceder en sus pretensiones de control socio-político.

Sí, algunos comentarios duelen. Pero la crítica es necesaria para fortalecer propuestas, precisamente por eso la democracia es buena.

La visión radical también tiene sus debilidades: En primer lugar tiene que plantearse seriamente como protestar sin polarizar, pues algunos (algunos, ojo) parecen no notar que este fenómeno político y social siempre hará al gobierno fuerte.  Por otro lado, los defensores de la resistencia deben plantearse cómo superar un obstáculo práctico que deben enfrentar: la ausencia de disciplina no-violenta. Esta resulta fundamental en las aspiraciones de cualquier movimiento de resistencia, y al parecer no todos los "radicales" comprenden esto a cabalidad. Aquí la crítica también se ve reflejada en comentarios que les incomodan, como: ¨Tú propuesta sólo polariza, sólo radicaliza, sólo hace cerrar filas al chavismo¨, ¨la resistencia ya se usó en 2002-2003, y fracasó" , "mandaste la gente a la calle y ya no la puedes controlar¨ , ¨tu propuesta es muy frontal, genera rechazo" , y así un montón de críticas centradas en la incapacidad de los radicales para cohesionar al país, como también en parte seguirle el juego al gobierno al supuestamente polarizar.

Sí, duele reconocerlo. Pero como decía Karl Popper, la democracia es el juicio al buen gobierno. Si somos democráticos en la alternativa democrática, debemos hacer juicios a las propuestas, criticar las malas ideas (y acciones) y premiar las buenas iniciativas.

Planteo estas debilidades porque a través de ellas podemos ver qué cosas NO estamos en capacidad de alcanzar, a saber:

Sería muy difícil una victoria electoral sin un cambio institucional
Sería muy difícil lograr un cambio sin una mayoría sólida

Entonces, hay dos objetivos estratégicos:

1) Crecer en apoyo popular
2) Democratizar el estado

Todo ello como condición necesaria para alcanzar el objetivo máximo ( y espero que todos compartamos esto) que es: Establecer un gobierno democrático y plural en el poder, capaz de unificar al país y alcanzar el progreso para los Venezolanos.

Pero ahora es que viene lo bonito, ver como unimos esas fortalezas (tanto de visiones como de actores) en una propuesta estratégica coherente que logre enfilar los esfuerzos de todos los activistas democráticos. Ello requiere deshacernos de las debilidades de cada una, estar dispuestos a ceder un poco, y sobretodo dejar de lado las hormonas.

Si hacemos un buen ejercicio de maximización de recursos, nos daremos cuenta que los moderados resultan útiles para el primero, y las radicales para el segundo. Ambos son objetivos imprescindibles

El tema de los tiempos (lograr el cambio en 2019, o en 2015, o 2014) y los actores ( Henrique, Leopoldo, etc) se puede tocar más adelante, pero lo cierto es que los tiempos serán más rápidos o más lentos dependiendo de cuanto empeño coloquemos en cambiar las cosas, en luchar contra el status quo. También es cierto que si en verdad estamos unidos, el tema de los actores no importará tanto, pues todos representarán en alguna medida la misma estrategia, resultando todos igual de necesarios para la consecución de los objetivos.

Ahora bien,  independientemente de la visión a mediano y largo plazo, existe un punto realmente difícil y urgente de decidir, a saber:

¿qué hacer con el peo en el que estamos metidos?

Tenemos que plantearnos una victoria YA. Creo que los moderados se plantean algo muy timorato (si es que lo han planteado) y los radicales algo muy ambicioso. Para el corto plazo, me parece poco realista aspirar una completa depuración de " el poder", como también me parece triste y peligroso aspirar a algo tan conformista como simplemente a sentarse a dialogar.

La gente salió a la calle a exigir cosas, el problema es que exigió demasiadas cosas de un solo golpe. Creo que incluso si el gobierno quisiera cambiar (que sabemos no quiere hacerlo y se negará) tendría problemas para implementar tantas exigencias.

¿La solución?

Escojamos las batallas que podemos ganar. Para este cortísimo plazo propongamos una, dos o tres metas que podamos conseguir. Por ejemplo: Destitución de la defensora del pueblo y elección de una nueva, equilibrada defensora. Nombramiento de nuevas autoridades que den equilibro al CNE y TSJ, y desarme de los colectivos.

Luego de conseguido algún objetivo (el que sea) , podremos cantar victoria y reagruparnos.

¿Diálogo?

El diálogo en sí mismo no es malo. Pero es malo cuando se usa para que el gobierno gane tiempo. Antes de ir al diálogo el gobierno debe cumplir algunas de nuestras exigencias. No se puede ir al diálogo si es para enfriar las calles, no se puede ir al diálogo si es para que el gobierno gane tiempo, no se puede ir al diálogo a que sólo nos den promesas sin que antes nos hayan dado evidencias de cambio (como cumplir exigencias). Sí se puede dialogar si ello no implica que usarán dicha herramienta para apagar nuestras exigencias, y sí se puede dialogar si previo a dicho acto ya ha habido cambios democráticos, y durante el mismo continúan cumpliéndose nuestras exigencias.

¿Luego de esta coyuntura, qué?

Independientemente de como termine esta crisis, resulta necesaria la conformación de movimiento socio-político de resistencia no-violenta. Llámelo como usted quiera, pero una iniciativa de este tipo ayudaría a alcanzar los objetivos 1 y 2 planteados anteriormente.

El ser un movimiento, permitiría crecer socialmente si incluye representantes y actores de todos los sectores del pueblo. Esto sería distinto a la MUD, pues consistiría una alianza social popular. Sería una plataforma donde tengan representación las madres del barrio, los estudiantes, los comerciantes informales, los políticos. El eje común que los una pueden ser los problemas socio-económico, pero resulta imprescindible que vaya acompañado de mensajes, valores y símbolos venezolanos que sean capaces de unir a un pueblo, y dejar cada vez más aislado al gobierno. 

Sería interesante también la inclusión de voceros no-tradicionales (sin la exclusión de estos últimos, pues resultan esenciales) ya que los chavistas que quieren cambio no confían en líderes opositores ,  pero no significa que no quieran cambio. Por tanto, debe ser un movimiento que incluya a las bases del PSUV , representantes de todos los sectores sociales, y permitir que ellos también se dirijan al país, de forma que al no tener sesgo negativo, puedan ganar la confianza de la gente

Este movimiento debe implementar la resistencia no-violenta: Normalmente pienso mucho en el fondo y no la forma, pero bajo nuestra realidad,  el método importa. Los conquistas que querramos alcanzar dependen en gran parte de como las busquemos, pues en una sociedad polarizada, la violencia (por minúscula que sea) puede que cierre filas. Por otro lado, los cambios de regímenes autoritarios a democráticos se lograron la mayoría de las veces gracias a la actuación pacífica de la sociedad. Ello demuestra contundentemente el éxito de la lucha no-violenta, y el rotundo fracaso del uso de las armas .

Por otro lado, ante un gobierno que ha acumulado mucho poder más allá del que le es permitido (a través del control de instituciones más allá del ejecutivo, y el control discrecional de casi todo lo público) es necesario que le ofrezca una resistencia que lo frene, y luego incluso le haga retroceder hasta que tenga que ceder parte de ese poder inconstitucionalmente adquirido.

Lo cierto es que, cualquiera que sea nuestra visión estratégica para recobrar la democracia en Venezuela, no podremos llevar la misma a puerto seguro si no forman parte de ella todos los actores y factores que hoy adversan la cúpula corrupta del PSUV. Decía Napoleón que uno nunca debe interrumpir al enemigo mientras comente un error. Hoy el gobierno mira y no nos interrumpe al ver como vamos por caminos separados, pues sabe que estamos cometiendo un error al hacerlo. No le demos el gusto. No lograrán dividirnos, pues sabemos que en la unión está la fuerza.













martes, 4 de marzo de 2014

El que se cansa, pierde

Soy un tipo de instituciones. Desde que comprendí en la universidad que la gran tragedia de nuestra historia es el caudillismo y la incapacidad de nuestra sociedad para construir instituciones fuertes, me consideré acérrimo enemigo del personalismo. En consecuencia, siempre he estado a favor de las ideas, de las propuestas. Incluso en mi partido, del cual orgullosamente soy activista, me dediqué a fortalecer la ideología, a crear identidad alrededor de una visión, no de un líder.

Soy además una persona crítica que evalúa todo con cuidado. Pero  resulta que mi organización cuenta con un responsable nacional que sin duda es carismático, inteligente, y que cuenta con una visión y liderazgo envidiable. A muchos les resulta difícil no dejase llevar por sus cualidades, y sin embargo, son pocas las veces que hablo de él o lo defiendo en público, por la sencilla razón de que no me gusta personalizar. Pero hoy las cosas son distintas.

El 23 de enero  de 2014 López anunció junto a Maria Corina y otros actores que entraríamos en un proceso de construir un camino constitucional hacia la salida del gobierno nacional, siendo el primer paso para ello convocar a asambleas de discusión en todo el país el 2 de febrero. Las mismas recibieron críticas, e incluyo yo tenía reservas de forma respecto a la iniciativa (no me gustaba el título de la cosa: ¨LaSalida¨).  

En una de las asambleas del 2F (la de Chacaito) Se convoca a una actividad para el 12 de febrero, y a partir de allí en el país se dan protestas, y con ellas detenciones. Se empiezan a caldear los ánimos, y así llegamos al 12F. Luego de una marcha pacífica, lamentablemente los violentos arremetieron contra unos muchachos que se quedaron luego de la marcha.

El mismo 12 de febrero aparece una orden de arresto en contra de López. ¿Por qué? ¿Por convocar a una marcha? ¡A la mierda! La marcha la terminaron por convacar todos, desde Requesens, hasta María Corina, y el mismo Henrique Capriles, tuiteando un mapa de la ruta a sus 4 millones de seguidores.

Evidentemente, la razón por que quieren preso a López no es ninguna de las que aparece en el papelito emitido por una corte. El tipo debe ser muy incómodo para  el régimen  como para que, al calcular el costo político, el gobierno haya preferido tenerlo preso (con todo lo que eso implica: críticas internacionales y apariencia dictatorial) que tenerlo libre (con todo lo que eso implica: que organizara un movimiento y que convocara actividades).

Una vez que emiten la orden de captura, López pasó a la clandestinidad por unos días, para luego decidir entregarse. Confieso que no sabía exactamente cuáles eran las intenciones de Leopoldo, pues él no había podido comunicarse fácilmente con su organización. El día de su entrega lo único que teníamos realmente claro los activistas de Voluntad Popular era que, independientemente del fervor de la gente, debíamos lograr que la jornada transcurriera en paz.

Curiosamente, para algunos lo que más les incomodó del día es que la entrega de Leopoldo es que  haya sido un evento mediático. ¿EN SERIO? Están arrestando a alguien por su ejercer la libertad de asociación y manifestación, por tener la capacidad de mover miles de personas, ¿Y LES MOLESTA QUE HAYA UN SHOW POR ELLO? Vale, al menos salió en la portada de todos los diarios internacionales, y es, junto a los hechos del 12F y la represión, lo que más ha desenmascarado al gobierno

Luego de ver las condiciones en que retienen a López , lo único que puedo confirmar es que el gobierno en verdad tiene toda la intención de neutralizarlo, y ahora que buscan arrestar a Vecchio (quien en términos ¨mediáticos¨ no es lo mismo que LL, HCR o MCM) lo único que puedo pensar es que quieren neutralizar a toda una organización.

Señores, estamos en dictadura. La existencia del gobierno es antagónica a nosotros los activistas democráticos. Aquí las instituciones no funcionan, son ficticias. Lo único real son las fuerzas políticas que hay en la calle, y el costo político que implican las mismas para el gobierno. Como el gobierno no tiene frenos institucionales, lo único que le puede hacer cambiar de parecer en sus decisiones, o hacerles tomar cursos de acción que no querían, es el costo político.

Aquí ya no se trata de buscar cambios marginales en el sistema. Al menos no podemos pedir eso luego del 12-F, luego que el régimen se quitó la careta. Las detenciones de López y Vecchio solo reflejan que aquí cualquiera que piense diferente (y sea incómodo) al gobierno, puede ser neutralizado, ya sea a través del sistema de “justicia”, ya sea con violencia. Hoy es represión política, mañana será por protestas sociales, económicas, o cualquier otra.

Me van a disculpar, pero si ser incómodo para el gobierno es razón suficiente para estar preso, lo único que puedo decir es que cualquiera de nosotros pudiera terminar como López. Por mi parte digo entonces que haré todo lo que pueda para lograr que López salga en libertad, lo cual en pocas palabras es lo mismo que buscar un cambio en quienes hoy detentan el poder en Venezuela.

Lo creo necesario no solo porque su libertad en sí misma sería una victoria para la democracia, sino en especial porque creo que su visión está mucho más acorde y ajustada a la realidad política venezolana que de otros líderes. Y aunque es cierto que el movimiento socio-político de resistencia civil que se debe conformar en Venezuela para alcanzar el cambio no depende (ni debe depender) de López o Capriles, siento que su influencia y ánimo que ejerza en la opinión pública y los distintos actores sociales que deben ser parte de dicho movimiento es, sin duda, de suma relevancia para las aspiraciones que tenemos los activistas democráticos de tener de nuevo una Venezuela libre, justa y de los venezolanos.


Nunca lo adulé en persona, y las veces que trataba con él siempre era para realizar críticas constructivas. Pero hoy le quisiera decir lo que una y otra vez nos repetía a los activistas: Fuerza y fe, hermano. Estamos contigo y no descansaremos hasta ver nuestra patria libre de las cadenas de opresión que mantiene sobre nosotros una pequeña cúpula en el poder. El que se cansa, pierde.





sábado, 1 de marzo de 2014

Pax en Caracas: La verdadera importancia del Mun. Libertador para el gobierno.

Es un hecho, el gobierno está aplicando un apartheid político sobre el municipio Libertador. Al gobierno le resulta excesivamente importante mantener la apariencia de calma en el Distrito Capital, la apariencia de mayoría absoluta, la apariencia de normalidad. En fin, invisibilizar el descontento popular. Honestamente no sé por qué, pero sí sé una cosa: si al gobierno le importa tanto, es porque dicha realidad debe ser un sustento importante para su poder. ¿Se lo vamos a permitir? Seríamos estúpidos si lo hiciéramos.

Por supuesto, uno puede inferir las razones: En Libertador están los poderes públicos, el libertador residen las que se suponen son las bases que apoyan al gobierno (que muchas están moletas pero temen expresarse), en libertador están los colectivos armados. Libertador es la vitrina mediática del país, y tristemente Venezuela podría estar incendiándose, pero si Caracas (perdón, LIBERTADOR) está en calma y silencio, el efecto no se sentirá.

Por eso es que vemos tanto esmero por parte de Maduro, Diosdado y Jorgito en no permitirnos entrar a Libertador, y además vender al municipio como zona de paz (lo cual es nauseabundamente cínico pues allí mueren demasiadas personas por hampa, y hacen vida los colectivos malandros que aterrorizan impunemente a la gente) . No podemos caer en el chantanje del gobierno. Hay gente en ese municipio que nos apoya y que la tienen políticamente ¨secuestrada¨. Y si en verdad queremos un cambio, las manifestaciones políticas tienen que ser también allí.

Dividir a la ciudad en este y oeste, y evitar el paso desde lo que era el Distrito Sucre (Baruta, Chacao, Hatillo, Sucre) al Mun. Libertador,  es precisamente colocar un cordón y evitar que las manifestaciones lleguen a donde tienen que llegar.

Me asusta un poco la visión estratégica/militar que tienen los tipos del asunto, pero en cualquier disputa, hay que conocer al enemigo, y por lo que veo defender ese terreno les resulta fundamental. Por algo será, y por ello no podemos regalárselo.

La protesta pacífica, y la protesta en cualquier sentido, es un medio que sirve para llevar un mensaje para que lo escuche alguien. Resulta que ESE ALGUIEN que queremos que nos escuche NO ESTÁ EN BARUTA, NI EL HATILLO, NI CHACAO. Ese ¨alguien¨ que queremos que nos escuche ESTÁ EN LIBERTADOR, y son dos ¨audiencias¨: Las clases populares, para que se nos sumen, y el gobierno nacional, para que sienta un poco más de cerca el malestar.


Si en verdad le quieren dar ¨contenido social¨ a las protestas, no nos dejos chantajear por Jorge Rodríguez, no nos dejemos acordonar, no dejemos que apliquen el apartheid político sobre nosotros. La manifestación pacífica es un derecho, y podemos ejercerlo donde queramos. Mientras siga en el este, la protesta será política. Cuando la llevemos a Libertador será social, y por ende más fuerte. Hasta entonces no.

@RoddyEnrique