martes, 4 de marzo de 2014

El que se cansa, pierde

Soy un tipo de instituciones. Desde que comprendí en la universidad que la gran tragedia de nuestra historia es el caudillismo y la incapacidad de nuestra sociedad para construir instituciones fuertes, me consideré acérrimo enemigo del personalismo. En consecuencia, siempre he estado a favor de las ideas, de las propuestas. Incluso en mi partido, del cual orgullosamente soy activista, me dediqué a fortalecer la ideología, a crear identidad alrededor de una visión, no de un líder.

Soy además una persona crítica que evalúa todo con cuidado. Pero  resulta que mi organización cuenta con un responsable nacional que sin duda es carismático, inteligente, y que cuenta con una visión y liderazgo envidiable. A muchos les resulta difícil no dejase llevar por sus cualidades, y sin embargo, son pocas las veces que hablo de él o lo defiendo en público, por la sencilla razón de que no me gusta personalizar. Pero hoy las cosas son distintas.

El 23 de enero  de 2014 López anunció junto a Maria Corina y otros actores que entraríamos en un proceso de construir un camino constitucional hacia la salida del gobierno nacional, siendo el primer paso para ello convocar a asambleas de discusión en todo el país el 2 de febrero. Las mismas recibieron críticas, e incluyo yo tenía reservas de forma respecto a la iniciativa (no me gustaba el título de la cosa: ¨LaSalida¨).  

En una de las asambleas del 2F (la de Chacaito) Se convoca a una actividad para el 12 de febrero, y a partir de allí en el país se dan protestas, y con ellas detenciones. Se empiezan a caldear los ánimos, y así llegamos al 12F. Luego de una marcha pacífica, lamentablemente los violentos arremetieron contra unos muchachos que se quedaron luego de la marcha.

El mismo 12 de febrero aparece una orden de arresto en contra de López. ¿Por qué? ¿Por convocar a una marcha? ¡A la mierda! La marcha la terminaron por convacar todos, desde Requesens, hasta María Corina, y el mismo Henrique Capriles, tuiteando un mapa de la ruta a sus 4 millones de seguidores.

Evidentemente, la razón por que quieren preso a López no es ninguna de las que aparece en el papelito emitido por una corte. El tipo debe ser muy incómodo para  el régimen  como para que, al calcular el costo político, el gobierno haya preferido tenerlo preso (con todo lo que eso implica: críticas internacionales y apariencia dictatorial) que tenerlo libre (con todo lo que eso implica: que organizara un movimiento y que convocara actividades).

Una vez que emiten la orden de captura, López pasó a la clandestinidad por unos días, para luego decidir entregarse. Confieso que no sabía exactamente cuáles eran las intenciones de Leopoldo, pues él no había podido comunicarse fácilmente con su organización. El día de su entrega lo único que teníamos realmente claro los activistas de Voluntad Popular era que, independientemente del fervor de la gente, debíamos lograr que la jornada transcurriera en paz.

Curiosamente, para algunos lo que más les incomodó del día es que la entrega de Leopoldo es que  haya sido un evento mediático. ¿EN SERIO? Están arrestando a alguien por su ejercer la libertad de asociación y manifestación, por tener la capacidad de mover miles de personas, ¿Y LES MOLESTA QUE HAYA UN SHOW POR ELLO? Vale, al menos salió en la portada de todos los diarios internacionales, y es, junto a los hechos del 12F y la represión, lo que más ha desenmascarado al gobierno

Luego de ver las condiciones en que retienen a López , lo único que puedo confirmar es que el gobierno en verdad tiene toda la intención de neutralizarlo, y ahora que buscan arrestar a Vecchio (quien en términos ¨mediáticos¨ no es lo mismo que LL, HCR o MCM) lo único que puedo pensar es que quieren neutralizar a toda una organización.

Señores, estamos en dictadura. La existencia del gobierno es antagónica a nosotros los activistas democráticos. Aquí las instituciones no funcionan, son ficticias. Lo único real son las fuerzas políticas que hay en la calle, y el costo político que implican las mismas para el gobierno. Como el gobierno no tiene frenos institucionales, lo único que le puede hacer cambiar de parecer en sus decisiones, o hacerles tomar cursos de acción que no querían, es el costo político.

Aquí ya no se trata de buscar cambios marginales en el sistema. Al menos no podemos pedir eso luego del 12-F, luego que el régimen se quitó la careta. Las detenciones de López y Vecchio solo reflejan que aquí cualquiera que piense diferente (y sea incómodo) al gobierno, puede ser neutralizado, ya sea a través del sistema de “justicia”, ya sea con violencia. Hoy es represión política, mañana será por protestas sociales, económicas, o cualquier otra.

Me van a disculpar, pero si ser incómodo para el gobierno es razón suficiente para estar preso, lo único que puedo decir es que cualquiera de nosotros pudiera terminar como López. Por mi parte digo entonces que haré todo lo que pueda para lograr que López salga en libertad, lo cual en pocas palabras es lo mismo que buscar un cambio en quienes hoy detentan el poder en Venezuela.

Lo creo necesario no solo porque su libertad en sí misma sería una victoria para la democracia, sino en especial porque creo que su visión está mucho más acorde y ajustada a la realidad política venezolana que de otros líderes. Y aunque es cierto que el movimiento socio-político de resistencia civil que se debe conformar en Venezuela para alcanzar el cambio no depende (ni debe depender) de López o Capriles, siento que su influencia y ánimo que ejerza en la opinión pública y los distintos actores sociales que deben ser parte de dicho movimiento es, sin duda, de suma relevancia para las aspiraciones que tenemos los activistas democráticos de tener de nuevo una Venezuela libre, justa y de los venezolanos.


Nunca lo adulé en persona, y las veces que trataba con él siempre era para realizar críticas constructivas. Pero hoy le quisiera decir lo que una y otra vez nos repetía a los activistas: Fuerza y fe, hermano. Estamos contigo y no descansaremos hasta ver nuestra patria libre de las cadenas de opresión que mantiene sobre nosotros una pequeña cúpula en el poder. El que se cansa, pierde.





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