domingo, 3 de febrero de 2013

UN SOLO PUEBLO


A veces, la democracia es peor que cualquier forma de dictadura, tiranía o autocracia.

Permítanme corregir: las caricaturas de democracia son peores que cualquier tiranía.

Y son peores porque son igual de perversas en cuanto al sometimiento de la población, pero tienen además un elemento que las hace más sínicas que una dictadura ortodoxa:  La ilusión de legitimidad que le da rienda suelta para actuar sin temor a la sanción moral, lo cual se logra además con la necesaria división de la población para que la mayoría apoye a quien oprime a la minoría.

La democracia de este tipo es peor para el oprimido, pues bajo una dictadura oprimidos somos todos, y el vínculo de solidaridad inevitable que nace entre quienes buscan justicia une a una nación en contra de su opresor.

Pero la democracia, o caricatura de la misma, lleva al oprimido a la soledad. A encontrarse abandonado, pues es visto como el perdedor de las elecciones, como el que rompe las reglas de juego.

¿Quién se atrevería a catalogar como tirano a un gobierno que tiene millones de votos? Difícilmente alguien lo haría, a pesar que todos los otros elementos que hacen a una verdadera democracia (más allá del voto) estén ausentes.

Se supone que un pueblo está compuesto por grupos diversos. Por facciones que tienen distintas visiones de mundo, de como todos los individuos y colectivos pueden alcanzar lo que anhelan. Pero para alcanzar lo que más apreciamos, y así vivir con un mínimo de orden, debemos renunciar a pequeñas cosas que nos permitan acordar principios mínimos que todos aceptamos, y que por tanto deben ser siempre respetados.

Democracia es ¨el gobierno del pueblo¨. La concepción de democracia radica entonces en que comprendemos por pueblo.

Alguna vez se entendió como pueblo a los ciudadanos libres, excluyendo a mujeres, niños y esclavos. Era la democracia ateniense que se reunía en la polis a discutir asuntos públicos.

Alguna vez se entendió al pueblo como todo hombre, mayor de 21 años, que supiera leer y escribir, y contase con bienes que produjesen renta. Era la democracia sensitaria que imperó en nuestro país en el siglo XIX.

Alguna vez se entendió pueblo como todos los integrantes de la nación, siendo todos igual de importantes y depositarios de los mismos derechos, pudiendo votar todo aquel que tuviese más de 18 años, sin otro requisito que cumplir. Era la democracia liberal, la que permite que distintas visiones puedan gobernar. Era la democracia que concibieron quienes lucharon contra la tiranía en el 28, y que materializaron 30 años después en el 58. Hoy esa democracia es catalogada por el gobierno como ¨traición al pueblo¨.

Dicha evolución que favorecía a sociedades diversas sufrió un claro retroceso. Pueblo dejó de de ser el conjuto de venezolanos que decidieron vivir juntos respetando sus diferencias, y pasó a ser la mayoría que por derecho electoral gobierna y que se auto-proclama gobierno.

Según quienes hoy mandan yo no formo parte del pueblo venezolano. No soy pueblo, soy traidor. Soy traidor porque si no estoy con ellos, estoy contra ellos. Típica visión utilizada por el fascismo basada en la teoría del amigo-enemigo, que ayuda a la cohesión de  grupos, pues cierran filas en contra de otro.

Curiosamente soy yo quien busca algo mejor para nuestro país, y en especial para quien constantemente me atropella. Por favor no piense que soy masoquista, es que tengo otra visión de lo que significa la palabra pueblo.

La responsabilidad de que esta concepción haya florecido es compartida: líderes y seguidores tienen su cuota de protagonismo. No culparé únicamente ¨al pueblo¨ , como tampoco culparé solamente ¨al gobierno¨. El uno sin el otro no hubiesen podido imponer dicha concepción.

Pero de una vez permítanme hacer el respectivo juicio de valor: Quienes llevan 14 años en el poder se aprovecharon de todo cuanto podían para promover y potenciar la pequeña semilla de división que germinaba en nuestro pueblo. Y lograron que germinara y floreciera tomando del marxismo la lucha de clases, y del fascismo la tesis del amigo-enemigo. Es claro quien fue el principal causante de dicha división.

Sin embargo esa es la Venezuela que tenemos, la que nos tocó vivir, la que nos toca cambiar. Mi aspiración no es lograr que quienes hoy no son pueblo pasen a gobernar y por ende sean EL pueblo. Mi aspiración es que los venezolanos logremos ser lo que acertadamente una agrupación de calipso concluyó que era Venezuela: Un solo pueblo.

Viva Venezuela, mi patria querida.