domingo, 16 de noviembre de 2014

Un fantasma llamado sociedad civil venezolana

El miércoles 12 de noviembre fue un día grotesco. Dos tendencias políticas de oposición luchaban por conquistar una Federación de Centros de Estudiantes como si de una alcaldía o gobernación se tratara. Dirigentes nacionales de partidos políticos, desde Caracas, desde todos lados, tanto a distancia como en la misma ULA, manifestaban su apoyo a una u otra candidatura. Esta y otras intervenciones marcaron la campaña y el día de las elecciones a representantes estudiantiles en la Universidad de Los Andes.

Al día de hoy no sé quién resultó ganador, pero independientemente de cual Arellano haya ganado, fue la sociedad civil independiente quien perdió. Esta no era una elección estudiantil, era un pulso de opinión pública. En Venezuela no hay sociedad civil independiente, pues lo que conocemos como tal no es más que un fantasma.

Lo sucedido en la ULA  sólo refleja la importancia estratégica que tiene el movimiento estudiantil y la sociedad civil para los partidos, enmarcados en el rol que jugarían los mismos en los proyectos partidistas a corto y mediano plazo. Para ambas estrategias (la moderada y la radical) resulta por tanto fundamental controlarlos.

Lo sucedido en las elecciones de la ULA demuestra la ausencia de un movimiento estudiantil independiente.

Se supone que desde 2007 el movimiento estudiantil es lo más cercano que tenemos a una sociedad civil, entendiendo esta en su forma más sencilla:  Sociedad  como grupo organizado de personas a partir de un deseo o interés común, y civil  en referencia a deberes y derechos de los ciudadanos. Se puede entender entonces que la sociedad civil es un grupo de personas asociadas con el objeto de hacer valer sus deberes y derechos.

Lamentablemente las organizaciones con fines políticos comprendieron que una sociedad civil independiente es capaz de marcar la agenda, y esto quizá no les convenía. Optaron por tanto por tratar de influir sobre la misma, y más aún, de controlarla. Pero venga, no nos demos puñaladas en el pecho por esto: Los partidos son organizaciones con vocación de poder. Tienen incentivos para actuar de esta manera, y es natural que lo hagan.

El problema es que no nos demos cuenta que esa sociedad civil politizada termina por defender los intereses de los partidos, y no los derechos de los ciudadanos. Por ello es fundamental que la sociedad civil sea independiente.

Lo de independiente resulta fundamental, pues su no-ambición de poder garantiza que su único interés sea la defensa de los derechos, no la popularidad, no las encuestas, no derrotar al rival, no acceder al poder. No. Su trabajo y motivación es defender los derechos, eso es lo fundamental. 

Por eso es importante que sea independiente: Para que trabaje por su lado, mientras los partidos siguen por el suyo. Ambos roles (defender derechos y acceder al poder) son fundamentales y esenciales para la democracia, pero debemos entender que cada quien debe cumplir su papel donde le corresponde.

Para colmo de males, no sólo nuestra sociedad civil no es independiente, sino que además tiene poco de sociedad, en el sentido que no está suficientemente organizada, y tiene apenas un asomo de civil, en el sentido que muchas organizaciones deciden callar ante atropellos e intimidación del gobierno a sus derechos.

Sé que suena duro, pero es la verdad. Nuestro país no se hará más democrático porque unos tipos lleguen al poder y empiecen a transformar la sociedad desde arriba. No, eso no funciona así. La transformación tiene que darse por el poder de la gente, del pueblo, de la base, de la sociedad civil.

Entendiendo esto, comprendemos que toda iniciativa que busque crear y fortalecer organizaciones civiles, como también que ayude a organizarlas, será beneficioso para la democracia venezolana.

Por ejemplo, el sábado 22 de noviembre Futuro Presente organizará el primer encuentro ¨Los Jóvenes Proponemos: Soluciones para el país¨, donde jóvenes activistas se reunirán para aportar un grano de arena a través de mesas de trabajo sobre desarrollo social, derechos humanos, ciudadanía, entre otros tantos temas. Lo cierto es que esta clase de pequeñas iniciativas son las que contribuyen a que la sociedad civil funcione. Si te suena interesante, puedes registrarte aquí: -- > http://goo.gl/SpfgUp

Crear proyectos desde la juventud puede ser una forma de fortalecer la sociedad civil


Sin embargo, más allá del pequeño inciso publicitario, lo importante es que todos como ciudadanos tomemos conciencia de nuestro rol, y actuemos en consecuencia. Tenemos el derecho de apoyar al partido que querramos, pero también el deber de fortalecer grupos civiles independientes.  No permitamos que una sociedad civil independiente sea un fantasma, una ilusión. Trabajemos arduamente para que sea una realidad, una garantía de democracia, un control a los gobiernos, un límite al Estado. En fin: la salvaguarda de nuestros deberes y derechos ciudadanos.

Roddy Enrique Rodríguez
@RoddyEnrique