miércoles, 19 de febrero de 2014

#LaEstrategia : Algunos pasos que debería seguir la #ResistenciaVzla

¨ ¿Cómo haces tú para tomar el control de una cárcel dominada por un pran? ¡Venezuela es como una cárcel, y Maduro es el pran!  Juan Pinto

Les confieso que nunca había sido tan complejo para mí comprender un problema y plantear una solución al mismo, y eso que a mí me encanta comprender las cosas y proponer soluciones. Pero es que la complejidad de Venezuela, llena de dilemas, no lo pone fácil.

Normalmente veo la realidad-país a través de tres o cuatro lentes: bajo la óptica del ciudadano, la del politólogo, y la del activista político. La primera está fuertemente influida por los valores y el sentido del deber, la segunda por la racionalidad, el análisis frío, e incluso una dosis de pesimismo, mientras que la última es optimista, y naturalmente influida por la ideología y organización a la que pertenece.

Sin embargo no vine a hablarles de mí, sino de cómo interpretar el problema que vivimos, y que deberíamos hacer como alternativa democrática al respecto. Para eso responderé las tres preguntas más básicas y esenciales que debe plantearse toda estrategia: ¿Dónde estamos? (Diagnóstico), ¿A dónde queremos llegar? (Objetivos), y ¿cómo queremos llegar? (la estrategia con su táctica y acciones). Todo ello a través de las tres formas de ver la realidad que ya mencioné.

¿Dónde estamos?

Hace unos días, luego de manifestar por distintas calles, caminaba de vuelta a casa junto un viejo amigo (Juan Pinto) mientras discutíamos sobre la naturaleza de este gobierno. En medio de términos como corrupción, dictadura, propaganda, represión, y otros, Juan me hizo la siguiente pregunta:

¿Cómo haces tú para tomar una cárcel controlada por un pran? ¡Este gobierno es como un pran, y Venezuela es la cárcel!

Sin quererlo, mi amigo había hecho una de las analogías que más sencillamente describe al gobierno actual, y al mismo tiempo me había hecho una pregunta muy difícil de responder. Me quedé atónito y pasé a meditar cómo funcionaba una cárcel y su pran, y por analogía Venezuela y su gobierno.

Un pran no quiere perder el poder y sus privilegios, el gobierno tampoco. Un pran tiene casi todas las fuentes de poder que hay en la cárcel, el gobierno las tiene sobre Venezuela.

Comprender esto resulta fundamental para entender qué clase de gobierno tenemos, y qué debemos hacer al respecto si queremos desplazarlos del poder.

Estamos ante un gobierno tiránico, de eso no cabe duda. Reprimir marchas, cerrar canales de TV, y presionar a los periódicos lo ratifica. Es un gobierno que además es corrupto, ineficiente, que tiene a la gente pelando bola, con miedo de morir en las calles por la inseguridad, y con punzantes problemas sociales. Y a pesar de todo esto sigue allí, en el poder.

Para comprender como se mantienen mandando el pran y el gobierno, debemos entender sus fuentes de poder: Las del pran son las armas, el tráfico, el dinero, y la capacidad de corromper guardias. Las de un gobierno son: La legitimidad, la coerción, el dinero, la propaganda, y el recurso humano/estructural. Esos son los elementos que debemos analizar para hacer un diagnóstico serio. Los explico brevemente a continuación:

La legitimidad/polarización:

Existen básicamente tres razones por las que una persona obedece algo: Porque cree o está de acuerdo con ello, por que espera un premio a partir de obedecer, o porque teme un castigo por no hacerlo. El caso de premio y el castigo lo dejaremos para después, pues se expresan en el apartado del dinero y la coerción.

Por tanto, pongamos el enfoque en la gente que obedece a este gobierno voluntariamente. Es decir, la que hoy todavía cree en el proceso. Esto es de extrema importancia pues, ya que el gobierno tiene el control de los otros pilares, este es el único del que podemos apoderarnos. Y al apoderarnos de él, comenzaríamos a ¨minar¨, ¨corroer¨ y ¨debilitar¨ los demás pilares.

La fortaleza de este gobierno está, en gran parte, en haber divido el país. Al haber dos mitades que no se conozcan, que no se comprendan, y que no confíen entre sí, será casi imposible que unos migren de un polo a otro, lo cual provoca que la base de apoyo el gobierno sea difícil de atraer, pues no confía en las otras opciones, ya que las mismas han sido objeto de ataques, insultos, y críticas durante más de 15 años.

Pero aun así, en un contexto de polarización al gobierno no le importará mucho si tienen 54% o 46% de apoyo,  pues es lo mismo para ellos. Es un bloque grande al que hay que defenderle sus derechos ancestrales de pueblo explotado por oligarquías e imperios extranjeros (o al menos así lo venden ellos).  Ello siempre les dará luz verde para hacer lo que les venga en gana. Creo que solo les preocupa el número de apoyo el día de las elecciones presidenciales, y como se refleja electoralmente.



La propaganda:

Sobre esto no tengo que profundizar mucho. El aparato comunicacional del gobierno se construyó poco a poco en los últimos años. Primero creando canales y distintos medios, luego cerrando unos cuantos, y cuando descubrió que cerrar medios tenía un costo político alto, decidió comprar los que les adversan. Ello nos deja con una asimetría de información bárbara, la cual busca convencer a la población en general que las cosas están bien, que la oposición es mala, limitando así  la posibilidad que tiene la alternativa democrática de influir en la opinión pública a través de los medios de masas.

El dinero:

Este punto es bastante sencillo de comprender. Imaginemos a PDVSA echando un chorro de dólares a los fondos discrecionales que maneja el gobierno, además del gasto social que realiza el mismo.

Al mismo tiempo, todo este gasto público e incremento de la fuerza laboral pública, sumado a la ausencia de controles institucionales, ha permitido al gobierno usar las fuentes de empleo y los beneficios de las misiones como chantaje para evitar perder simpatizantes. “Sé por quien votas, y si votas por la oposición te despediremos”. “Si la oposición gana quitarán las misiones, te quitarán la beca”.

Esas son las frases con las que manejan premios y posibles castigos para mantener una base de apoyo. Si bien más arriba dijimos que hay un gran número de venezolanos que apoyan al gobierno porque genuinamente creen en su visión, hay un número importante de venezolanos que apoyan al gobierno por razones un poco más utilitarias: Es decir, ven un beneficio material en el gobierno actual, y como les interesa continuar con ese beneficio, apoyan al gobierno.

La fuerza/coerción:

Tenemos unas Fuerzas Armadas que han pasado por un grave proceso de ideologización, unos colectivos que deambulan impunemente por las calles, y una oposición que está completamente desarmada. No creo que deba decir mucho más al respecto para comprender que en este terreno hay poco que hacer.

Lo cierto en este caso (para no ser desalentador) es que por más armas que tengan tanto en instituciones formales, como en grupos irregulares, casi nadie está dispuesto a una masacre. En Las F.A.N. hay todavía muchos oficiales institucionalistas, y eso es algo deberá valer.



El recurso humano/infraestructura:

Por último, existe en Venezuela un Partido Socialista Unido que cuenta con una cantidad de recurso humano, financiero y estructural abismalmente superior a la que tienen los partidos de oposición. Y cuando digo abismal, no es por exagerar. Cuando viajo a los pueblos y veo a los activistas de mi partido hacer activismo con las uñas me siento orgulloso por ellos. Sin financiamiento cuantioso logran hacer unos cuantos volantes, crear una base de datos, sumar integrantes a sus equipos, entre otras acciones loables.

En el bando rojo, por su parte, tienen a su disposición muchas facilidades de infraestructura, mucho dinero para pagar viáticos, entre otras muchas ventajas que le hacen mucho más fácil al gobierno el contacto permanente con su base de apoyo, ya sea para informarla, ideologizarla, chantajearla, o cualquier otra cosa que quieran hacer con ella.


¿A dónde queremos llegar?

Creo que esto es lo primero que deberíamos preguntarnos como oposición. Créanlo o no, este es un punto donde no estamos de acuerdo, y quizá esa sea la principal razón por la cual hay activistas democráticos insultándose entre sí e hiriendo sus sensibilidades. Por ello es que no hay estrategia, pues naturalmente si nos planteamos distintos puntos de llegada, nos propondremos distintas formas de llegar.

A pesar que en el fondo TODOS queremos lo mismo (desplazar del poder a quienes hoy nos oprimen), la fecha propuesta para alcanzar este objetivo difiere en gran medida. Por lo que he podido comprender, hay quienes creen que ese momento será el 2019, donde luego de crecer social y políticamente, estaremos en capacidad de derrotar electoralmente al gobierno, a pesar de las adversidades. Y si no llegase a ser esa fecha, el único adelanto a la misma vendría dado por un estallido social casi espontáneo dada la mala política del gobierno.

Existe otro sector que, dado que comprende que la naturaleza de este régimen es dictatorial, piensa que no tiene sentido esperar hasta el 2019 para intentar removerlo, pues incluso si alcanzáramos a ser mayoría, la misma no se vería reflejada en los votos, ya que el gobierno usaría brutalmente el aparato estatal.

Más allá de las críticas que se pueden hacer a ambos objetivos, si nos permitimos pensar en lo que en el fondo todo activista democrático quiere, nos podemos enfocar en la estrategia como tal.

Desplazar al gobierno nacional del poder, ese es el objetivo. No quiero aventurarme a dar fechas ni nada por el estilo. Un estudio de la realidad nos permitirá proponer las soluciones más pertinentes, y quizá dichas soluciones nos arrojen luz sobre cuándo podría llegar dicho cambio

¿Cómo debemos llegar allí?

Comprendiendo qué clase de gobierno y sociedad tenemos, y conociendo a donde queremos llegar, ya podemos preguntarnos como alcanzar dicho punto. Dicha estrategia incluye, pero no está limitada a, dichos puntos:

Crecer socialmente:

Parte del trabajo de calle está en todos los día buscar gente que convencer. El trabajo de persuasión debe ser permanente, y no es fácil. Capriles y los demás ya casi ni aparecen en los medios, y por esta razón los activistas de base tenemos la enorme responsabilidad de mostrar el rostro confiable de la alternativa democrática.  El gobierno siempre querrá transmitir una y otra vez a los opositores que gritan contra el chavista de base. Son unos pocos, pero el gobierno los graba y los pasa por TV, y llevan a pesar al chavista que todos los opositores (incluidos los líderes)  somos así. Esa no es la cara que debemos mostrar. Recordemos: la fortaleza del gobierno está en la polarización, la intolerancia y el clasismo. No le demos el gusto de mostrar un rostro que no nos permita crecer.

Por ejemplo, yo colaboro con instituciones de carácter nacional, porque comprendo que el alcance del impacto de lo que yo haga (así sea indirectamente) será infinitamente superior al que yo tenga en mi entorno (El Cafetal), donde todos mis vecinos son opositores. Por eso prefiero formar activistas que trabajan donde en verdad está la candela, donde en verdad está el reto: los sectores populares. Resulta imprescindible permear en las capas sociales que todavía no hemos podido penetrar. Hay gente molesta con el chavismo, pero que todavía no cree en nosotros. A ellos debemos convencer.

Organizarnos acorde a la realidad:

Este punto resulta fundamental. Para lograr lo que menciono arriba, como también para alcanzar mejores protestas (lo que digo abajo), es fundamental que nos organicemos acorde a los nuevos tiempos.

Recuerdo haber leído un libro que compilaba la correspondencia de Rómulo Betancourt, y leer las cartas de los años 51, 52, y 53 resultaba fascinante. Ante la represión de Pérez Jiménez, Acción Democrática se organizaba acorde a la realidad: Imprentas clandestinas, reparto fugaz de volantes y panfletos, cartas, etc.

Hoy debemos aprender a usar y ser disciplinados con los medios contemos. Hoy todavía disfrutamos de twitter, Facebook, correo electrónico, entre otros. Los líderes e instituciones oficiales deben aumentar su capacidad de aumentar sus bases de datos electrónicas (más seguidores en twitter, más cuentas de correo a las que se pueda enviar un correo, más likes en Facebook) tanto a lo interno de estas organizaciones (los activistas) como a lo externo (las audiencias a las que les queremos llegar).

Organizarse implica también tener más activistas en las áreas que más se necesita. Ya no estamos en la época de la TV, las ruedas de prensa, y las noticias que nos benefician. Aquí hay que hacer trabajo de hormiguita, y sin organización dicho esfuerzo sería inútil.

Protestar sin polarizar:

Ahora bien, evitar la polarización no es ser pendejo, pasivo, no-reclamar, o peor aún, en criminalizar la protesta pacífica.

Es cierto que protestar en Altamira es inútil. Lo siento, pero debo decirlo. Ni siquiera hay que llegar hasta el 23 de enero para ver que muchos continúan su vida común y corriente, casi sin notar que hay un sector del país que protesta. Y en todo caso, la cosa no es sólo hacer demostraciones en los sectores populares, es hacer que los sectores populares sean quienes protesten

Protestar legítima y pacíficamente nunca puede ser malo. Y si la causa es  justa, aún más, independientemente la que sea. A mí me preocupa la seguridad y la democracia, y otros sectores le puede preocupar la escasez, la inflación, y la ausencia de medicinas. Es válido protestar por ambas.

Las protestas no siempre tienen que ser masivas. Cuando mencioné arriba que debemos organizarnos, es precisamente para que, por ejemplo, un día cualquiera, en una comunidad cualquiera, los activistas de oposición (de esa comunidad o parroquia) convoquen a la comunidad a protestar por algo específico.

Sobre el problema de la polarización, el mismo pasa muchas veces por tonterías como “las formas” y ¨las actitudes¨. Por ejemplo, no es lo mismo marchar y gritar consignas del 2002 (las cuales traen malos recuerdos) que exigir exactamente lo mismo con una nueva consigna, que nos recuerde más bien que dado el contexto actual de crisis social (escasez, inflación, seguridad) y política (represión, censura, apartheid político) que vivimos hoy, es que debemos desplazar del poder al poder.

Por último, hay una cosa en la cual hay que ser franco: Yo sí digo abiertamente que deseo ver a la cúpula podrida del PSUV fuera del poder. Me gustaría que otros venezolanos más honestos, capaces y eficientes estuvieran allí (como podrían serlo Leopoldo López o Henrique Capriles).

En el diagnóstico me enfoqué en las fuentes de poder del gobierno, pero no mencioné a profundidad las debilidades del mismo. Esas son la falta de carisma de su presidente, y los agudos problemas sociales que tenemos hoy en día. Protestar por esos problemas que afectan a la gente en teoría nos hará crecer.

Una protesta es una manifestación ante algo que está mal, normalmente exigiendo que ese estado de las cosas indeseado se cambie hacia uno mejor. En ese sentido la protesta cumple un doble rol: permitir a quienes están molestos manifestarse, y en segundo lugar, que esa demostración de a entender al resto de la sociedad que las cosas no están bien, lo cual hace que el resto de la sociedad comience a cuestionar el mal estado de las cosas.

Si queremos cambio, la protesta y la calle pacífica resultan imprescindibles.

Construir una narrativa poderosa de visión compartida:

El mensaje siempre será importante. Esto no es algo reservado para campañas electorales nada más. Es lo que nos da coherencia como activistas, lo que nos permite persuadir con facilidad. Es los que nos permite tener algo que contraponer al proyecto de las altamente formadas bases del PSUV. Ellos repiten, repiten, repiten, y ante eso debemos tener un mensaje fuerte.

Sé que en la unidad existen visiones diversas del mundo, y eso es natural. Pero venga, pongámonos de acuerdo en algunas cosas.

Esta visión o proyecto no puede ser solamente un plan de gobierno o una propuesta de conciliación nacional vacía. Debe ser una narrativa fuerte, poderosa, que nos de coherencia y fortaleza ante la narrativa que ha venido construyendo y puliendo el gobierno durante años. La nuestra debe también tener contenido histórico, valores, creencias, visión de futuro compartido. Al tener todo eso, las soluciones, propuestas, proyectos y argumentos vendrán por sí solos.

Adoptar la no-violenta como método de lucha:

Por último, estoy convencido que la lucha no-violenta es uno de los métodos que debemos adoptar como UNIDAD. Todos, absolutamente todos, deberíamos leer las obras de Gene Sharp y demás estudiosos del tema. Y esto lo digo como ciudadano, politólogo y activista.

No explicaré si quiera en qué consiste la resistencia no violenta planteada por Sharp, pues mejor que leerlo de mi pluma, resulta mejor leerlo directamente en ¨De la dictadura a la democracia¨.

Creo que si seguimos este camino, el tema de los tiempos (salir ahora o en 2019) no importará mucho. Las condiciones para el cambio están dadas, y estaremos preparados para aprovecharlas.

Nadie podrá negar que si seguimos esta hoja de ruta, podríamos tanto salir del gobierno en menos de 2 años dada su debilidad, como también en cualquier realidad que se nos presente.


Esa es la vía a seguir, llámela como la quiera llamar.

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