lunes, 7 de diciembre de 2015

¿Y ahora, qué? Reflexiones sobre cómo entender y aprovechar la victoria de ayer

¨Nadie que tenga el poder absoluto sobre las reglas de juego organizará una elección que pueda perder”

La anterior es una frase que usé en muchas discusiones en 2014, y quizá abusé de ella en uno que otro momento. Puede que me haya equivocado al hacerlo.

Dentro de la MUD había dos supuestos sobre los que se basaban las visiones estratégicas que debía seguir la alternativa democrática, y fueron puestos ayer a prueba. Además de ser un día histórico por otorgarnos mayoría en la Asamblea, el día de ayer (y los próximos días) resultan útiles para reflexionar respecto a las hipótesis sobre las cuales se fundamenta nuestra visión de cambio.

Dichos supuestos, simplificados al máximo, giraban en torno a diagnósticos distintos, y por tanto propuestas distintas.  Dichas ideas, más o menos caricaturizadas, eran:
  1. Se estaba en dictadura y se requería principalmente del poder de la gente ejercido en la calle.
  2. Se estaba en democracia y se necesitaba principalmente del poder del pueblo a través del voto.

Mi postura se acerca más a la primera opción, pero los hechos de ayer le dan fuerza a la segunda idea.

Y es que el primer supuesto falla en que el gobierno no tiene control absoluto sobre las reglas de juego, ya que por más abuso que lleve a cabo durante una campaña, a la hora de la verdad, a la hora de la chiquita, si tienen los resultados en contra, no les queda más que reconocer. 

Existe un pequeño control que reside en la necesidad de llevar a cabo elecciones y mantener una fachada democrática, lo cual si bien no se acerca a los "check and balances" de las democracias occidentales, son al menos un control al cual podemos aferrarnos.

¿Significa esto que no estamos en una dictadura?  No lo sé. 
¿Debemos llamar a esto régimen híbrido o autoritarismo competitivo?  Puede que sea más apropiado.

Pero más allá de la semántica, lo que que sí queda claro es una cosa: Ellos están en el poder, usan las instituciones que tienen bajo su control con gran discrecionalidad, y obedecen a muy pocos límites.

Sin embargo, dicha realidad también nos hace pensar un poco sobre los supuestos de la estrategia electoral, ya que se necesitó de la peor crisis en la historia para obtener 58% de los votos.  La polarización electoral fue la indiscutible ganadora a pesar que, en teoría, había disminuido la polarización social en torno al malestar general por la situación económica.

Adicionalmente, siguiendo el patrón de conducta previo, el PSUV seguramente usará los poderes que aún retiene en la forma más discrecional e ilegal posible. Recordemos las leyes inconstitucionales que fueron derrotadas en la reforma de 2007, y aprobadas por el Parlamento 2005-2010, muchas de ellas justamente una vez que ya habían perdido la mayoría absoluta en 2010.

Sin embargo, ellos “son demócratas” , o eso es al menos lo que quieren que piense la gente luego del reconocimiento de la derrota. Y si bien sabemos que no es cierto que sean demócratas, lo de ayer nos deja al menos saber que sí existe un freno mínimo al poder, y es la victoria electoral.

Los bueno es que estos hechos, al ofrecer luz sobre los distintos supuestos, deberían acercarnos a un punto medio a una estrategia única.  Las fallas de ambas estrategias quizá nos permiten pensar en una estrategia única que podemos plantear a partir de ahora. 

Ya la MUD ha adelantado esfuerzos con un importantísimo y impecable documento  (Acuerdo para la construcción y ejecución de la Agenda del Cambio desde la nueva Asamblea Nacional) donde comentan la estrategia política a seguir para recuperar la democracia. Leerlo me hace sentir bien respecto a los meses por venir, y más aún con las atribuciones que nos da semejante mayoría . En caso de no conocerlo, recomiendo ampliamente leer dicho documento.

Lo que nos viene al frente es, por no decir menos, un increíble reto. Y por sobre todas las cosas, es clave que tengamos éxito asumiendo el mismo. Desde mi punto de vista, hay tres elementos a los que la Asamblea puede y debe contribuir, y  que se encuentran mucho más desarrollados en la Agenda del Cambio de la MUD:
  • Construir Capital Social: Debemos generar inclusión, un ambiente discursivo democrático y fomento del diálogo, la tolerancia y la asociatividad con el fin de recuperar el capital social que tanta falta hace para el proceso de desarrollo de nuestra nación.
  • Rescatar el Estado de Derecho: Debemos empezar a fortalecer la democracia, las instituciones y el el cumplimiento efectivo de las leyes, de forma que haya de nuevo un gobierno efectivo ajustado a Derecho en nuestro país.
  • Fomentar el Progreso:  Debemos generar y aprobar leyes que surtan efectos positivos sobre la crisis, logrando que dichas iniciativas sean sostenibles. Hablamos de productividad, responsabilidad fiscal, eficiencia, y demás características económicas de un país normal.


Cada uno de esos puntos tendrá sus retos particulares, su propia agenda, y su curso de acción, pero queda claro que debemos empezar a cambiar a Venezuela desde la Asamblea. Claro está, por supuesto, que en un país con instituciones tan maltrechas, la realidad que plasmen los ciudadanos en la calle será tan importante como aquello que hagan nuestros diputados en el hemiciclo.

Por último, hay sólo un punto adicional que me gustaría tocar respecto a el buen desempeño que tendrán nuestros diputados, el cual  nos llevará a una curiosa paradoja que espero la MUD ya haya tenido en cuenta.

Al cumplir un buen rol, la Asamblea Nacional contribuirá a mejorar la realidad y percepción que se tiene respecto a la situación país y bienestar personal de la gente. Esto pareciera evidente, pero la paradoja está en que históricamente la buena o mala percepción que tenga la gente del país, se traduce en apoyo o rechazo al ejecutivo nacional (Y eso no sólo pasa en Venezuela, sino en casi cualquier país del mundo).

Por tanto, el reto estará no sólo en comenzar a transformar el país, sino en hacerlo de una forma que sea sostenible, de manera que podamos continuar con esta corriente y continuar los éxitos, hasta depurar progresivamente los poderes. Por tanto, debemos tener la capacidad de reclamar crédito por el buen trabajo, y evitar que el buen desempeño de los diputados democráticos indirectamente fortalezca la pobre gestión de Maduro.

Son algunos de los retos que tiene por delante la nueva Asamblea Nacional. Si entendemos la victoria de ayer, podremos aprovechar la misma para nunca regresar al deterioro político, económico y social en que se encuentra sumida nuestra Venezuela.

Llegó la hora de actuar. Confío en lo que nuestros diputados pueden demostrar.