martes, 17 de abril de 2012

Los conservadores en Venezuela.....

“El único fin mediante el cual es justificable que la humanidad, individual o colectivamente, se entrometa en la libertad de acción de uno cualquiera de sus miembros, es la propia protección (de la humanidad). Que la única finalidad mediante el cual el poder puede, con pleno derecho, ser ejercido sobre un miembro de una comunidad civilizada contra su voluntad, es evitar que perjudique a los demás. Su propio bien, físico o moral, no es suficiente. (…)”  John Stuart Mill – 1869

El día de ayer estaba buscando en twitter a Tamara Adrían pues quería hacerle un “mention” en ocasión de una charla que organicé con ella como ponente.

Para mi sorpresa,  recientemente (el 14 de Abril) la Profesora Adrian había dado declaraciones a Noticias 24 sobre la posible participación de concursantes transgénero en el Miss Venezuela. Debido a que este portal de noticias cuenta con miles de seguidores en twitter, hubo cientos de reacciones por parte de los mismos ante esta idea.

El tweet original de Noticias 24 rezaba lo siguiente: “Tamara Adrián asegura que Miss Venezuela deberá supeditarse y aceptar concursantes trangénero”.  Ante dicha información las reacciones no se hicieron esperar. Hubo quienes retuitearon la noticia, y hubo quienes comentaron la misma. Lo curioso del asunto es que la mayoría de los comentarios fueron realizados para criticar y ridiculizar la idea.

Espero sinceramente que esa gente no sea una muestra representativa de lo que es nuestro país, pues muchas de las reacciones no distaban mucho de las declaraciones ofrecidas por Nicolás Maduro hace unos días, donde acusaba a la gente de la oposición de ser sifrinos maricones.

Ciertamente estamos en un país conservador, eso lo sé. Por ello no me sorprende ver esta clase de comentarios. Lo que no esperaba era tanta “unanimidad” o consenso entre los usuarios de una red social para criticar una idea progresista. Ustedes mismos pueden colocar “Tamara Adrian” en el buscador de twitter y ver los comentarios; casi ninguno a favor, muchos en contra.

Yo no tengo ningún problema con que los conservadores lleven una vida conservadora. De hecho tengo muchos amigos conservadores y yo mismo aplico para MI vida uno que otro principio conservador. Pero mi vida es mía y la vivo como quiero, yo no me entrometo en la de los demás.

Lo que sí me fastidia es que un conservador pretenda que otros lleven una vida como la que él lleva , y no sólo lo pretenda, sino que piense que es incorrecto o inmoral que otros lleven una vida con principios y valores distintos a los suyos.

Lo que sí me fastidia es que alguien no pueda desenvolver libremente su personalidad porque haya un montón de gente que crea que dicha actitud va en contra de “las buenas costumbres”.

Lo que más me fastidia es que esa creencia generalizada de nuestro pueblo conservador se traduzca en leyes que no permiten, por ejemplo, contraer matrimonio a dos personas del mismo sexo, o a alguien cambiar legalmente su sexo.

Yo creo que cada quien debería poder hacer lo que le dé la gana, siempre y cuando sus acciones no hagan daño a otros.

Siempre hago ejercicios de imaginación cuando deseo crear empatía con otras personas. Son escenarios ficticios, pero  me ayudan a ponerme en los zapatos del otro. En este caso, haré uno para ilustrar la discriminación que sufren las minorías por parte de las mayorías.

Piense en la ciudad de San Francisco. Sí, esa ciudad cuya población es mayoritariamente homosexual. Imagine que usted se muda a San Francisco. Siga imaginando y  piense que, una vez que está usted allí, el cabildo decide pasar una ley prohibiendo el matrimonio entre heterosexuales  “porque atenta contra las buenas costumbres del orgullo gay”, porque “es una ofensa en contra de los valores de la mayoría” y por que “seguramente un hombre y una mujer no podrían criar a un niño”.

¿Qué harías?  ¿Cómo te sentirías?

Tu proyecto de vida en el que piensas escoger la persona con la cual pasarías el resto de tu vida se vería frustrado. La gente desaprobaría y vería con malos ojos que ames a tu novi@  porque es de otro sexo. Sería un crimen que tuvieses hijos, sería ilegal que tuvieses una familia, y el legado que esperas dejar a la sociedad (tus hijos) no estaría permitido oficialmente.

No te gustaría estar bajo esa situación, ¿cierto?

Pues no hagas (ni desees) a otros lo que no te gustaría que te hagan (o deseen) a ti. En este contexto sería: “Apoya a otros en lo que te gustase que te apoyaran a ti”.

Este es un punto donde liberales y progresistas concuerdan. El individuo debe poder ejercer su personalidad libremente, siempre que no lastime a otros. Por ello comencé citando a un liberal, a pesar que este artículo sea progresista.

Las luchas debemos darlas. Las ideas debemos promoverlas. Hay ideas que mueven gente y cambian realidades, hay ideas que no son acompañadas por acciones y terminan por extinguirse, y hay ideas que encuentran férrea resistencia, pero terminan por calar en la población. Pero para que esto último suceda, las ideas deben estar acompañadas de acciones que las respalden.

Yo creo que deberíamos proponer un proyecto de ley que apoye el matrimonio igualitario. Soy consciente que no se aprobará en un principio, o quizá ni siquiera se discuta en la Asamblea Nacional, pero debemos proponerlo. Esa es una entre las tantas acciones que se pueden llevar a cabo. Quizá en principio no tengan éxito, pero si queremos influir en el ideario colectivo de nuestro país y hacerlo menos conservador, más abierto a la diversidad, y más progresista en general, debemos comenzar por algún lado.

Para cerrar, termino la cita que comencé más arriba:

“(…) Nadie puede ser obligado justificadamente a realizar o no realizar ciertos actos, porque eso fuera mejor para él, porque le haría feliz, porque en opinión de los demás, hacerlo sería más acertado o más justo. Estas son buenas razones para discutir, razonar y persuadirle, pero no para obligarle o causarle algún perjuicio si obra de manera diferente.
Para justificar eso sería preciso pensar que la conducta de la que se trata de disuadirle producía un perjuicio a algún otro. La única parte de la conducta de cada uno por la que él es responsable ante la sociedad es la que se refiere a los demás. En la parte que le concierne meramente a él, su independencia es, de derecho, absoluta. Sobre sí mismo, sobre su propio cuerpo y espíritu, el individuo es soberano.